SOLIDARIDAD:  (Apoyo, Ayuda, Adhesión, Fraternidad)

Es el afecto y el vínculo entre hermanos o entre quienes se tratan como tales. El concepto es sinónimo de hermandad, amistad y camaradería. La fraternidad sirve para promover los principios de servicio, liderazgo, honor y educación, ligados a los trabajos sociales. Además, este valor posibilita la ocasión para desarrollarse a nivel personal y descubrir en uno mismo la capacidad de resolver problemas. También es la entrega de nuestro apoyo y servicio desinteresado, para solucionar dificultades de las personas. Es adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros. Hoy por ti, mañana por mí, reza el dicho. No basta el deseo de querer trabajar por el bien común; el camino para que ese deseo sea eficaz es ser hombres y mujeres capaces de conseguir una buena preparación para dar a los demás el fruto de esa plenitud que han alcanzado. La solidaridad es un valor moral y social que requiere cultivo y práctica: significa vivir de acuerdo con el principio fundamental que nos recuerda que todos somos responsables de todos, que todos somos uno; es decir, cada uno está ligado a todos los hombres. No debe confundirse este valor con un vago sentimiento de malestar y pena ante las desgracias del prójimo; debe ser un auténtico compromiso por ayudar a los demás, una prestación real, contable. Esta actitud se pone de manifiesto de modo especial ante catástrofes naturales, epidemias que se expanden con rapidez por amplias regiones. En estos casos se tiende la mano a las víctimas con generosidad. La solidaridad es un compromiso firme y perseverante por procurar el bien común. La solidaridad se opone al egoísmo y está cimentada en la caridad, siempre atenta a las necesidades de los demás. La solidaridad crea una cultura nueva contra la desmedida avidez y la carrera hacia un lujo desorbitado. Con ella, forjaremos una verdadera cultura de la solidaridad a fin de conseguir un mundo más justo y más humano. No podemos olvidar que los bienes terrenales no humanos, están destinados a todos los hombres. Solo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe en todas sus manifestaciones positivas, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador. El compartir los bienes y recursos, de lo que proviene el auténtico desarrollo, no se asegura solo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia, sino con la fuerza del amor que vence al mal con el bien y abre la conciencia del ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad. No es solo una intención, sino la actitud decidida de buscar soluciones y de actuar. Hoy todos estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiarnos proporcionalmente a todos. Por consiguiente, todo proyecto ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados. En este aspecto la solidaridad o fraternidad, es un valor humano, que, a la luz de la fe, ayuda a purificarla y elevarla. hasta convertirla en un valor de dimensiones inimaginables que conduce a darse de modo gratuito, a respetar, a perdonar: así viene a ser caridad.

Colaborar voluntariamente: Ser fraternos, a menor escala es también importante. Ignorar la pobreza que existe escondida en las grandes ciudades es antihumano. En nuestra época percibimos el enorme auge del voluntariado, que es la manifestación de la generosidad de unas personas que son conscientes de las situaciones de pobreza en barrios de las propias ciudades en que viven. Se dan múltiples iniciativas en las que se puede colaborar y realizar un voluntariado que puede integrarse en la vida cotidiana, basta con dedicar tiempo en ayudar a otros: dar clase a niños de familias desfavorecidas, donar alimentos, acompañar a personas enfermas, cuidar a los ancianos que están solos. Existen muchas instituciones en las que se puede cooperar así. Otro modo de ser solidarios consiste en prestar servicios amablemente a los que viven cerca: parientes, vecinos, personas con las que coincidimos de vez en cuando a través de las relaciones humanas y sociales. Este servicio se puede llevar a cabo cada día en la vida de familia, en el trabajo, en la calle. Este valor se aprende desde la infancia: Es importante enseñar a los hijos a compartir, primero con los hermanos. La tendencia de los niños suele ser más bien la contraria. Es mío, suelen decir incontables veces ante las cosas más diversas. El aprendizaje de la generosidad y de la solidaridad o fraternidad es posible si los padres les hacen comprender, con su ejemplo, que es bueno ser generosos. Determinación firme y comprometida por el bien común. La solidaridad se manifiesta al reconocer que, para cualquier objetivo, no bastan los esfuerzos individuales: Debemos distinguir cuando necesitamos ayuda. Debemos estar dispuesto a dar ayuda. La vida no debe ser una competencia donde unos ganan y otros pierden. Busque el bien común.  Piense en que todos podemos ganar, juegue siempre al ganar, ganar. Finalmente diremos que la fraternidad es la buena correspondencia y unión entre personas con un fuerte vínculo afectivo. La fraternidad o solidaridad significa la voluntad y el deseo de una mayor cohesión y armonía interpersonal. Para fortalecerla y consolidarla, se requiere una relación de equilibrio, caracterizada por una perfecta y justa medida entre los valores morales personales, evitando caer en el riesgo de lo absoluto o de lo relativo, lo que inevitablemente llevaría a un resultado negativo.

 

Resumen: En los últimos tres siglos las sociedades, hoy llamadas desarrolladas, evolucionaron para alcanzar niveles de progreso material y técnico nunca antes vistos, permitiendo a las poblaciones significativas mejoras en las condiciones y estilos de vida. Sin embargo, la historia actualmente nos muestra que podemos estar llegando al final de este ciclo basado en un modelo de crecimiento económico, materialista y deshumanizante, que se sustenta, salvo honrosas excepciones, en el lema ganar-perder. Esto nos hace recordar que valores como la fraternidad, entre otros, vuelven a estar latentes en la vida cotidiana de las personas, por lo que proponemos que cada ser humano, al tener de lo dicho, se concientice y aplique en justa medida y ámbito, este destacado valor, que nos ínsita a realizar las siguientes acciones: Entregar apoyo y servicio desinteresado y sin egoísmos, a quienes los necesiten, sabiendo que todos somos uno, que todos estamos unidos y que todos somos responsables de todos, por lo que debemos aplicar siempre el lema ganar-ganar a nuestras interrelaciones.

 

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Artículo divulgativo basado en: El libro Pasó haciendo el bien, de Francisco Fernández C., Conferencias del Lcdo. Vidal Schimill de Escuela para padres y en la compilación "El poder de la verdad", de la Universidad de Ansted, E.U.A. historiaybiografias.com. Cuentos y canciones para compartir valores. Ed. de la Infancia. Conócete a ti mismo, Omraam Mikhaël Aïvanhov. Diccionario de la RAE.  Conozca sus fortalezas, T. Rath.  Se autoriza la reproducción del artículo, si se menciona como fuente: datamedbank-ec.com

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