PILARES DE LA SALUD

Para lograr paz y bienestar

 

 

Introducción:

El cuidado holístico implica tener en cuenta todos los aspectos que pueden influir en el funcionamiento de la mente y el cuerpo, desde la nutrición hasta la vida espiritual. A veces nos gustaría que la salud fuera un asunto sencillo, que el cuerpo se comportase como una máquina confeccionada con dos o tres piezas, como una tostadora, por ejemplo. Así, al enfermar sólo habría que apretar un tornillo flojo o conectar el cable suelto. Pero no somos electrodomésticos, sino seres vivos y de una complejidad que quizá no estamos preparados para comprender en todos sus detalles. El bienestar y la salud son fruto de la armonía entre múltiples aspectos de la vida.  La medicina alopática convencional ha hecho grandes hallazgos, pero en su esfuerzo por ser lo más sistemática y precisa posible, se ha limitado a lo observable con los medios tecnológicos disponibles. De ahí que lo que no se refleja en un análisis de sangre, en una radiografía o en una resonancia, no exista. En cuanto a los tratamientos, se limitan a lo que los pacientes pueden recibir de los médicos. Este enfoque, que consigue éxitos indudables frente a muchas enfermedades agudas, tiene una cuota de fracasos importante, especialmente ante trastornos crónicos y degenerativos que no dejan de proliferar.  La medicina holística o integrativa, un modelo marginal hace unos años y que actualmente goza de un prestigio creciente, se caracteriza por centrar su atención sobre la persona en su totalidad, no en una o algunas de sus partes, y, además, tiene en cuenta sus pensamientos, emociones y sentimientos porque éstos condicionan la salud.  La medicina naturista, en concreto, considera que no son los terapeutas los que curan, sino que existe un poder de autosanación, propio de cada persona, que debe ser apoyado por parte del médico. Por otro lado, cada persona es distinta, de manera que los tratamientos se tienen que adaptar a las características y necesidades de los pacientes. Estos principios se han desarrollado a partir de la experiencia de sanadores de todos los tiempos y culturas y de una determinada tradición filosófica que puede definirse como vitalista, frente a la materialista y mecanicista que inspira a la ciencia convencional. Para conservar la salud o curarse, según la medicina holística, se puede recurrir a cualquiera de las terapias naturales existentes. Si la medicina convencional hace corresponder a cada problema de salud un tratamiento protocolario determinado, casi todo basado en síntomas y evidencias físicas, en la holística, el paciente puede elegir distintos medios para recuperar el equilibrio y por ende su salud y bienestar. Puede, por ejemplo, decidirse por la acupuntura, por las plantas, por los remedios homeopáticos o por las manipulaciones manuales del sistema musculoesquelético, por mencionar sólo algunas de las posibilidades. Pero sobre todo, antes que conocer los remedios a las enfermedades, conviene tratar sus causas, que son igualmente plurales. Cualquier circunstancia de la vida, interior o exterior, es capaz de provocar un desequilibrio que se manifieste con determinados síntomas físicos, psíquicos y espirituales o viceversa. Es necesario adquirir una cultura de la salud que no solo tenga que ver con conocer los síntomas de las enfermedades o los remedios. La sabiduría está en el arte de vivir. Llevando un estilo de vida sano se previenen y corrigen los desequilibrios en sus primeras etapas, antes de que se transformen en enfermedades agudas o crónicas. Así, no sólo se evitan los trastornos, también se vive con mayor bienestar y plenitud.

 

Los Pilares Básicos:

Alimentación Saludable: Nuestras funciones cognitivas, desempeño físico, salud física y mental, están significativamente vinculadas a lo que ingerimos, por eso se aconseja seguir una dieta saludable y de acuerdo a nuestra condición. Debido a ello, los expertos en nutrición trabajan para diseñar la dieta perfecta que ayude a mantener la salud el máximo de tiempo. Sus recomendaciones, como comer al menos 6 raciones diarias de frutas y verduras de temporada, reducir la ingesta de grasas saturadas y de proteínas animales, reducir el consumo de sal y azúcar refinada, resultan útiles para mucha gente, pero cada persona debe averiguar lo que es mejor para ella, pues existen importantes diferencias fisiológicas, constitucionales y de gustos.   Las recomendaciones generales, junto con las tradiciones culinarias sanas, como la dieta mediterránea o la vegetariana, son buenas bases sobre las que construir el propio modelo dietético. En cualquier caso, conviene tener muy en cuenta la calidad de los alimentos. Los alimentos frescos de temporada son los mejores porque contienen más nutrientes, no han sufrido procesos de producción que han podido alterarlos y se adaptan a las necesidades cambiantes del cuerpo a lo largo del año. Si además son ecológicos, mucho mejor porque estarán libres de sustancias químicas perjudiciales. Por otra parte, es importante la preparación y la manera de comer: no sientan igual los platos preparados con grasas de dudoso origen y engullidos deprisa, que los hechos con cariño y buenos ingredientes y que se consumen lentamente, junto a alguien querido.

 

Ejercicio Físico: Los pulmones, el corazón y el resto de órganos vitales necesitan de una dosis regular de movimiento para mantenerse en forma, eliminar toxinas y calorías y no degenerar precozmente. Mantenerse físicamente activo a diario y cada uno a su manera y posibilidades, es, además, benefactor para el equilibrio anímico, sobre todo cuando se realiza en compañía de otras personas. Se ha comprobado en diversos estudios que el ejercicio físico es una opción muy efectiva para reducir los síntomas depresivos leves o moderados, entre otras afecciones de tipo neuropsicológicas o neurocognitivas. Según la OMS, basta media hora diaria de marcha ligera para que los beneficios sean significativos. Realizar cualquier deporte es positivo, pero hay que destacar aquellos que se practican al aire libre, en contacto con el agua, el sol, el aire y la tierra, elementos que proporcionan dosis extra de vitalidad. El yoga y el thai chií son ejercicios tranquilos, idóneos para conservar el equilibrio y la flexibilidad, tanto a nivel físico como energético y mental.

 

Paz Mental: En el mundo, según la OMS, más de 300 millones de personas sufren depresión. Por ello, aquí le damos a conocer 5 consejos indispensables para mantener en equilibrio la salud mental; Hacer ejercicio físico, dormir lo necesario, meditar, ser optimista, y comer saludablemente. En general, toda persona vive inmersa en un diálogo interior incesante más o menos civilizado. Los conflictos en este ámbito pueden ser poco o muy profundos, pero, en cualquier caso, llevan a algunas personas hasta el desequilibrio. Es necesario entenderse, reconocer las propias contradicciones y acercar posturas extremas, es decir, buscar el propio centro. El trabajo de autoconocimiento proporciona una comprensión del funcionamiento anímico y ayuda a deshacer bucles mentales. La relajación es la gran herramienta para alcanzar la paz mental. Las técnicas que favorecen la desconexión de las preocupaciones habituales y el control de los nervios en los momentos de tensión, son insustituibles. Algunas de ellas son: la meditación, el yoga, la sofrología, la relajación progresiva o la expresión artística.  Por otra parte, es conveniente contrarrestar el exceso de negatividad que pueda proceder del entorno. Por ejemplo, no es necesario exponerse a las noticias deprimentes o a la televisión basura. Es mucho mejor dedicar ese tiempo a actividades y pensamientos creativos elevados y positivos, que den un respiro espiritual y le ayuden a crecer. Por ejemplo: La meditación estimula la creatividad y el sistema inmunológico, refuerza las zonas del cerebro asignadas a la felicidad y la alegría, y aumenta el cociente intelectual, entre otros beneficios. Ser positivos y optimistas, ante las circunstancias difíciles de la vida, trae múltiples beneficios para la salud, como disminuir el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, ayudar a lidiar con el estrés, mejorar el colesterol o aumentar la esperanza de vida. Es decir, luchar por tener paz mental, es un asunto de extrema importancia.

 

Trabajo: Puede ser una de las principales causas de desequilibrio. En unos casos perjudica el sedentarismo, en otros, los movimientos repetitivos. También afectan la rutina, las expectativas frustradas, la mala relación con los jefes o los compañeros y la competitividad. Los antídotos son tomar conciencia de todo ello, evitar lo negativo y buscar los aspectos positivos de las tareas cotidianas, como la satisfacción de ser útil a los demás, el afán de autosuperación o el placer del trabajo en equipo. El estrés crónico es una de las peores consecuencias del exceso de trabajo. Es una grave amenaza para la salud, porque consume energía vital hasta que se desarrollan alteraciones. Algunas personas intentan liberarse de la tensión mediante actividades compulsivas, como fumar, comer y beber en exceso o consumir drogas, lo que puede agravar todavía más el desequilibrio. La única manera eficaz de librarse del estrés es reducir sus causas y aprender a controlarlo. El entrenamiento autogenerado, los aparatos de biofeedback, la sofrología, el yoga, la meditación o la relajación progresiva, son algunas técnicas notables de relajación. Cualquiera de ellas actúa sobre los sistemas nervioso, cardiovascular, endocrino e inmunitario. Por otra parte, el tiempo dedicado al trabajo, debe ser igual al tiempo dedicado al descanso. Dormir lo suficiente, conversar, ver crecer la hierba, escuchar el propio cuerpo, cultivarse, deberían entenderse como prioridades vitales. Por ejemplo: Dormir ochos horas es mucha más efectivo para la memoria que cualquier ejercicio mental. La falta de sueño o de descanso, pueden afectar nuestras habilidades cognitivas.

 

Relaciones Personales: Cada día se sabe algo más sobre las ventajas de compartir, de tener personas en quienes confiar y apoyarse cuando es necesario. Los estudios científicos han descubierto, a veces, por casualidad, los efectos beneficiosos de la pertenencia a una comunidad de vínculos afectivos. Por ejemplo, una universidad estadounidense buscaba en la dieta la razón de que los italianos de Nueva York gozaran de mejor salud que sus vecinos anglosajones y hallaron que la principal razón eran los vínculos familiares más extensos y estrechos.  Pero las relaciones personales no producen sólo beneficios. También son causa de conflictos importantes que no deben entenderse como una desgracia sino como una oportunidad para ser mejores personas. Las relaciones con los padres, con los amigos o con la pareja son un reto: comprender al otro significa, en el fondo, entenderse a uno mismo.

 

Medicina Preventiva: Prevenir es mejor y más barato que curar, dice el dicho. Esto conlleva: Vacunarse en los plazos y situaciones establecidas por las autoridades de cada región o país, someterse a revisiones médicas preventivas periódicas, y chequeos puntuales en caso de viajes interprovinciales o internacionales, si se padece de enfermedades crónicas degenerativas, tales como: Hipertensión arterial, diabetes, cáncer, etc.

 

Higiene: Mantener una buena higiene personal, familiar y del medio ambiente. No consuma alcohol, drogas, tabaco o sustancias similares que dañarán su salud, tarde o temprano. Mantenga prácticas sexuales seguras.

 

Conducción Responsable: No conducir a velocidad excesiva, ni bajo los efectos de alcohol o drogas. Abrocharse el cinturón de seguridad del vehículo que lo transporta, usar casco en caso de bicicletas o motos y siempre respetar las leyes y reglamentos aplicables a cada tipo de vehículo.

 

Vida Espiritual: Por “vida espiritual” se entiende la búsqueda personal de respuestas a las preguntas esenciales de la vida. Se pueden encontrar en una religión, en una filosofía o en la ciencia, pero siempre han de acabar pasando por el cedazo de la experiencia personal. Ahora bien, el significado último de la existencia no preocupa con la misma intensidad a todas las personas. En algunas el vacío espiritual puede ser una causa subyacente de apatía, insatisfacción, neurosis e, incluso, de síntomas físicos. A menudo no se sospecha que el origen del problema pueda residir en algo tan intangible como la vida espiritual. Los miedos, en general, y el temor a la muerte, en concreto, revelan inquietudes en este sentido. Porque la búsqueda espiritual no es un valle de lágrimas, al contrario, quizá sea la aventura más apasionante posible, con sus momentos altos y bajos. La religión en sentido clásico, la meditación, la reflexión, el estudio de los símbolos, o la interpretación de los sueños, son sólo algunas de las posibles herramientas. Las conquistas espirituales, en forma de conocimientos intuitivos, que conjugan razón y emoción, llenan de sentido las experiencias cotidianas y ayudan a discriminar lo importante de lo que no lo es tanto. Esto tiene efectos sobre el estilo de vida y las relaciones personales y, por tanto, sobre la salud. En términos ideales, las personas que cuidan su espíritu e incrementan su espiritualidad, se sienten conectadas a los demás y a la naturaleza, están en equilibrio y tienen menos enfermedades.

 

Entorno: La medicina convencional sólo hace referencia al entorno como posible origen de agentes enemigos en forma de microorganismos agresivos o polen irritante. Sin embargo, la relación entre lo interior y lo exterior es una clave de la salud, y el entorno aporta muchos elementos necesarios. El cuerpo se revitaliza al respirar aire puro y cargado de iones negativos de la montaña, o al incorporar los nutrientes. En cambio, sufre al exponerse a la contaminación. Pero la influencia del entorno va más allá de la calidad del aire, del agua y de los alimentos. También ejerce un efecto sobre el organismo la belleza o la fealdad de los objetos que nos rodean, la luz o los colores. Relaciónese más con la naturaleza.

 

La combinación conveniente y adecuada de los pilares descritos sostendrán el edificio de su salud personal holista (general, global, integral, total). Si en su vida, algunos de estos pilares están débiles o dañados, es probable que el edificio de su existencia terrena, se derrumbe antes de tiempo. Lo bueno es que ellos, no nos someten a penosas obligaciones, sino que nos indican atajos de crecimiento y bienestar, que voluntariamente conviene recorrer. Recuerde que normalmente, lo que más nos afecta, no es lo que nos pasa, sino como reaccionamos a ello.

 

Artículo divulgativo basado en Conoce los 7 pilares de la salud, Editado por El Correo del Sol y en recomendaciones de la OMS.

 

Auspicia: Directorio de Enfermedades Raras o Poco Frecuentes, ec.