Los Valores Morales
Complemento indispensable para lograr éxito integral
EMPATÍA: (Sensibilidad afectiva)
Capacidad de conectar con las experiencias de otra persona. Valentía y decisión de ponerse en el lugar del otro o mirarse a sí mismo con honestidad. Es ese Valor interior, que nos da la capacidad de entender, comprender, ayudar, apoyar y motivar a nuestros semejantes. Es sentir lo que el otro siente, reconocer que él necesita de los demás para el buen desarrollo de todas sus áreas, ser consciente de que todo en la vida de las personas que nos rodean, puede no estar bien y que nosotros podemos ayudarlos. Empatía es Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. La empatía es importante básicamente por dos cosas: Para tener un excelente desarrollo espiritual. Usted necesita de otros para estar bien, para cumplir sus sueños, para desempeñarse en sus pasiones, para desarrollar todo su potencial, para vivir como quiera vivir y para ayudar al desarrollo espiritual de los demás. Así como usted necesita de otros, otros necesitan de usted, buscando un consejo, comprensión, compañía, etc. Personas que pueden ser parientes, amigos o simplemente un anciano que le pida ayuda para atravesar la calle. La empatía es la clave que le permitirá llegar lejos, es la llave que abre puertas a grandes oportunidades para obtener prosperidad, con paz y bienestar. En nuestras relaciones interpersonales exigimos que los demás nos traten con respeto y comprensión, sin embargo, nunca nos detuvimos a pensar si nosotros procuramos actuar bajo esos parámetros de conducta. Quizás envueltos en nuestras obligaciones, apurados y acelerados por el trabajo o la escuela, nos volvemos egoístas, olvidando que los demás pueden decirnos o comunicarnos cosas importantes para nuestra vida y crecimiento personal. El valor de la empatía nos ayuda a recuperar el interés por las personas que nos rodean y a consolidar la relación que tenemos con cada una de ellas. La empatía supone un esfuerzo, aquel que realizamos para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado. Sin embargo, la empatía no es el producto del buen humor con que despertamos, ni del afecto que nos une a las personas. Si esta combinación fuera común, siempre estaríamos disponibles para escuchar a los demás y dejaríamos momentáneamente nuestras ocupaciones, pensamientos y preocupaciones para atender a quienes nos rodean. A su vez, escuchamos a menudo que la empatía es la tendencia o actitud que tenemos para ponernos en el lugar de los demás e identificarnos plenamente con sus sentimientos. Sin embargo, esto tiene el riesgo de dejar a la empatía en un nivel meramente emocional: “si siento lo mismo que el otro, entonces hay verdadera empatía”. Por eso la empatía es un valor que se vive habitualmente, totalmente independiente de nuestro estado de ánimo y disposición interior. Se facilita en la medida que conocemos a las personas, la relación frecuente nos permite descubrir los motivos de enojo, alegría o desánimo de nuestros semejantes y su modo de actuar. Por ejemplo, esto se puede evidenciar claramente entre padres e hijos, en las parejas y con los amigos donde la relación es muy estrecha, quienes parecen haber adquirido el “poder de adivinar” que sucede antes de haber escuchado una palabra, teniendo siempre a la mano la respuesta y el consejo adecuados para la ocasión. Existen a su vez, obstáculos que debemos superar como el cansancio, el mal humor, el dolor de cabeza y las preocupaciones propias del trabajo y el estudio. Incluso, puede ocurrir que en casa los padres presten poca atención a los problemas o alegrías de sus hijos por considerarlos pequeños o sin importancia, lo cierto es que, con su actitud, y muchas veces sin querer, procuran evadir esa molestia e inoportunidad para encerrarse en sí mismos. Otro ejemplo, lo encontramos cuando en la pareja alguno da monosílabos, gestos o sonidos guturales como respuesta, evidenciando la falta de comunicación entre ellos; cuando tenemos tantos problemas, y lo que menos deseamos es escuchar lo bien o lo mal que les sucede a los demás. En estas situaciones claramente nuestro estado de ánimo determina nuestras relaciones, obstinados permanecemos en nuestro mundo, damos a todo lo que ocupa nuestra mente la máxima importancia, comportándonos indiferentes y poco amables; queremos ser entendidos, sin intentar comprender a los demás. Por tanto, la empatía necesita de nuestra generosidad y genuina comprensión: para olvidarnos de nosotros mismos y hacer el esfuerzo por considerar los asuntos y sentimientos que los demás quieren participarnos. La empatía como valor y al igual que todos los valores, no hace diferencias entre personas, es una actitud propia de la personalidad, siempre abierta y dispuesta a las necesidades de los demás: este esfuerzo es mayor cuando ante nosotros está el empleado, el alumno, el vecino o la empleada doméstica, pues sin darnos cuenta, podemos limitar nuestra atención e interés, o peor aún, menospreciarlos por considerarlos en una posición inferior. Además, este valor nos proporciona posibilidades infinitas, primero hacia nuestros semejantes con quienes podemos compartir y confiar problemas, alegrías, triunfos y fracasos, ser escuchados y comprendidos. De esta forma, tenemos la inmejorable oportunidad de procurar el bienestar, desarrollo y perfeccionamiento de las personas, lo cual manifiesta el profundo respeto que les debemos. El valor de la empatía desarrolla en nosotros la capacidad de motivar y encauzar positivamente a las personas; enseñar a tener ese interés por los demás y vivirlo habitualmente, es la mejor forma de transmitir empatía e identificarnos plenamente con los demás, cambiando radicalmente el entorno social en el que vivimos. Para nosotros, la empatía nos permite conocer y comprender mejor a los que nos rodean, a través del trato cotidiano, trasladando estas actitudes hacia el seno familiar, logrando una colaboración y entendimiento entre todos: con la pareja la relación es cada vez más estable y alegre; con los amigos garantiza una amistad duradera; con los conocidos abre la posibilidad a nuevas amistades; en la empresa ayuda a conseguir una mayor productividad al interesarnos por los empleados y compañeros; en la escuela se obtiene un mejor rendimiento por la relación que se tiene con los alumnos y entre ellos mismos. Vivir el valor de la empatía es algo sencillo si nos detenemos a pensar un poco en los demás y, en consecuencia, aprenderemos a actuar favorablemente en todas las circunstancias. Por eso, debemos estar pendientes y cuidar los pequeños detalles que reafirmarán este valor en nuestra persona. En conclusión, la empatía es un valor indispensable en todos los aspectos de nuestra vida, sin él, sería muy difícil enriquecer las relaciones interpersonales. En este sentido, quien se preocupa por vivir este valor, cultiva simultáneamente la confianza, amistad, comprensión, generosidad y respeto. Sin embargo, no debemos olvidar que la posmodernidad con su ritmo de vida actual, nos proporciona pocas oportunidades de servir y comprender a los demás, de conocerlos y de tratarlos como es debido. La empatía es la herramienta que nos enriquece e identifica mejor como seres humanos. Es pieza fundamental para acercarnos a los demás y mantener nuestras relaciones, en el óptimo nivel social. La empatía es la capacidad de ponernos en la piel de otra persona, de escucharla y comprenderla de manera sincera. Es un valor que aumenta con la práctica y que resulta indispensable para una buena comunicación. Es una habilidad que facilita las relaciones sociales y se puede aprender.
Características de un ser empático: Puede sentir las emociones de aquellos que lo rodean, como si fueran sus propios sentimientos. Por intuición, ve el mundo a través de sus ojos y comparte sus perspectivas, sin estar de acuerdo con ellas, ni sintiendo lástima por la situación de las personas, ya que esto sería compasión y no empatía. Esta capacidad intuitiva es poderosa, por ejemplo: Escucha las preguntas antes que se formulen, se anticipa a las necesidades de otras personas. No necesariamente aprueba las elecciones de cada persona, pero las comprende. Cuando otros no encuentran las palabras adecuadas, parece hallar las precisas y decirlas en el tono más conveniente a cada situación particular. Ayuda a las personas a ubicar las frases más convenientes para expresar sus emociones tanto, a ellos mismos, como a otros. Ayuda a las personas a dar voz a sus vidas emocionales. Las personas se sienten atraídas por ellos.
Claves para ser una persona empática: Disfrute de los beneficios de la empatía: Una actitud empática, en cualquier área de su vida, le facilitará las cosas, le permitirá adaptarse mejor a las circunstancias y sentirse más libre de creencias limitantes. He aquí alguna información clave para lograrlo: Procure sonreír siempre, esto genera un ambiente de confianza y cordialidad. La serenidad que se manifiesta desarma hasta al más exaltado. Primeramente, considerar como importantes los asuntos de los demás y después los propios. Después de haber escuchado, la persona que se ha acercado a usted, seguramente tendrá la capacidad de entender su situación y estado de ánimo, por lo cual estará dispuesta a ayudarle. No haga un juicio prematuro de las personas, porque le hace cambiar su disposición interior (no piense: “ya llego este molestoso”, “otra vez con lo mismo”, “no me deja en paz”, “otra interrupción”). Si alguien se acerca a usted, es porque necesita con quien hablar. No lo defraude. Si no tiene tiempo para escuchar: Exprésalo con cortesía y delicadeza, que también es empatía y las personas se sentirán igualmente atendidas. Importante: no deje pasar mucho tiempo para charlar con la persona. Mientras conversa con otro, evite demostrar prisa, aburrimiento, cansancio, dar respuestas tajantes o distraerse en otras cosas; además de ser una falta de respeto, demuestra desinterés. Aprenda a escuchar, enfóquese en lo que el otro quiere decir. Siempre insufle ánimo: No olvide infundir ánimo con palabras, una palmada en el hombro o un gesto amable, sobre todo si la persona tiene problemas. Olvídese de su propia experiencia: Cada persona es un mundo y nadie actuará igual ante un mismo hecho. Para practicar una escucha sincera, debe evitar comparar experiencias. Silencie a su juez interior: No juzgue, usted no es un tribunal, ni la otra persona se dirige a usted para recibir un veredicto. Despréndase de sus prejuicios e ideas preconcebidas, solo así podrá escuchar atentamente, sin parcializarse y sin juzgar. No se sienta obligado a aconsejar: A veces quien le habla solamente necesita dar voz a sus sentimientos y ser escuchado. Debe desterrar la idea de que, cuando le explican algo, tiene obligatoriamente que dar un consejo. En muchos casos, su silencio curará a la persona que usted escucha. En general no aconseje si no le pidan que lo haga. Intente sentir las emociones del otro: Para empatizar es importante ponerse en la piel de quien le habla, intentar sentir lo que siente, desde su perspectiva y experiencia personales. Solo así fluirán los sentimientos. Vaya más allá de las palabras: Todos sabemos que nuestra expresión es compleja, que no solo somos lo que decimos por medio de la voz. Permanezca atento al lenguaje del cuerpo, los pequeños gestos dicen mucho. Trate de conectarse con lo que expresa la energía del otro. Use la empatía para aliviar a los demás con una mirada, una sonrisa o una palmadita en el hombro. Haga saber que lo está entendiendo: Aproveche las pausas para expresarle a la otra persona, que la está escuchando, intente resumir lo que cree haber entendido. Utilice el tono que mejor se ajuste a la situación. Exprese sus dudas: El intercambio de experiencias es enriquecedor. Haga las preguntas que considere necesarias para entender mejor aquello que le están explicando. Interrumpa con cuidado, delicadeza, oportunidad y sin temor. Implicarse no es empatizar: No es lo mismo compartir un sentimiento, reconocerlo, que hacerlo suyo. Cuando se implica, se complica y se está alejando de la empatía y deja de escuchar sinceramente a los demás. Se desenfoca y lo peor es que los demás lo notan, reaccionando con una actitud defensiva. La empatía es clave en la resolución de conflictos: Según Gandhi, la mayoría de los conflictos de la humanidad no existirían si nos pusiéramos por un momento en los zapatos del otro. En esta esperanzadora frase se resume en su esencia lo que es la empatía, una habilidad social que se caracteriza por ponerse en el lugar del otro (saber qué siente, cómo piensa) y hacérselo saber (conseguir que se sienta comprendido y legitimar su sentimiento). Se trata, por lo tanto, de pensar “con” el otro y no “por” el otro, para lo que es necesario saber escucharle y devolverle lo escuchado. No se nace con esta habilidad, sino que se va aprendiendo a lo largo de nuestra vida, siendo incluso necesario que se desarrollen ciertas estructuras cerebrales para que pueda adquirirse. Nuestra biología nos proporciona los ingredientes para comenzar a desarrollar la empatía gracias a las neuronas espejo, pero para ello es necesario descubrir al otro e interaccionar con él. A pesar de que pueda parecer la ‘guinda del pastel’, lo cierto es que la empatía es una habilidad social indispensable, si queremos conseguir o mantener unas adecuadas relaciones sociales, ya que cuando el otro se siente comprendido y legitimado a nivel emocional, será capaz de abrirse más ante nosotros, y esto facilitará el proceso de resolución de conflictos. La empatía, así, actúa como un hilo mágico de conexión entre dos seres.
_________________________________________________________________________________
Artículo divulgativo basado en: El libro Pasó haciendo el bien, de Francisco Fernández C., Conferencias del Lcdo. Vidal Schimill de Escuela para padres y en la compilación "El poder de la verdad", de la Universidad de Ansted, E.U.A. historiaybiografias.com. Cuentos y canciones para compartir valores. Ed. de la Infancia. Conócete a ti mismo, Omraam Mikhaël Aïvanhov. Diccionario de la RAE. Conozca sus fortalezas, T. Rath. Se autoriza la reproducción del artículo, si se menciona como fuente: datamedbank-ec.com
Si este breviario le pareció interesante, compártalo, entre los integrantes de su círculo de influencias, a saber: familiares, parientes, amigos y conocidos. Su venta está prohibida.
_________________________________________________________________________________