CULPABILIDAD Y PREOCUPACIÓN

Dos emociones inútiles y perjudiciales

 

INTRODUCCIÓN:

Si usted es de esas personas que creen que sentirse mal por lo que hizo o preocuparse lo suficiente por lo que hará, cambiará un hecho pasado o futuro, quiere decir que reside en otro planeta con un diferente sistema de realidades. A lo largo de la vida, las dos emociones más inútiles son la culpabilidad por lo que se ha hecho y la preocupación por lo que a lo mejor se hará. Al examinar estas dos zonas erróneas, se irá dando cuenta de lo conectadas que están; en realidad pueden ser vistas como los extremos opuestos de la misma vara. La culpabilidad quiere decir que despilfarra sus momentos presentes al estar inmovilizado a causa de un comportamiento pasado, mientras que la preocupación es el mecanismo que le mantiene inmovilizado ahora por algo que está en el futuro y sobre lo que no tiene ningún control, y  a menudo ni siquiera sucederá. Podrá ver esto con claridad si trata de pensar en usted mismo como sintiéndose culpable de algo que aún no ha sucedido. Aunque una respuesta está dirigida al pasado y la otra al futuro, ambas sirven el mismo propósito inútil de mantenerle inquieto o inmóvil en su momento presente. R. Burdette escribió: No es la experiencia del día de hoy lo que vuelve locos a los hombres. Es el remordimiento por algo que sucedió ayer, y el miedo a lo que nos pueda traer el mañana. Es fácil ver ejemplos de culpabilidad y preocupación en todas partes, prácticamente en todas las personas que encontramos a nuestro paso. El mundo está poblado por personas que se sienten pésimamente por algo que no deberían haber hecho o asustados y consternados por cosas que pueden llegar a pasar. Y probablemente usted no es una excepción. Si tiene zonas extensas de culpa y preocupación, hay que exterminarlas, limpiarlas y esterilizarlas para siempre. La culpabilidad y la preocupación son quizá las dos formas más comunes de angustia en nuestra cultura. Ya mire atrás o adelante, el resultado es el mismo. Está malgastando el momento presente. R. Burdette resume la insensatez de la culpabilidad y la preocupación con estas palabras: Hay dos días en la semana que nunca me preocupan. Dos días despreocupados, mantenidos religiosamente libres de miedos y temores. Uno de esos días es el ayer y el otro día que no me preocupa es el mañana. A continuación analizaremos en detalle cada uno de estos conceptos. Comenzaremos con la culpabilidad que nos recuerda y amarra a sucesos pasados, encargados de causarnos daño en el presente. En este artículo, analizaremos los siguientes contenidos relacionados: Introducción, la culpabilidad, examinándola con atención, la culpabilidad como método manipulador, la culpabilidad y sus beneficios psicológicos,  la culpabilidad y algunas técnicas para excluirla, y últimos pensamientos sobre la culpabilidad:

 

LA CULPABILIDAD: EXAMINÁNDOLA CON ATENCIÓN:

La culpa no es una manera natural de comportarse. Es una reacción emocional aprendida, que sólo puede ser usada en su contra solo si usted acepta que es vulnerable a ella. Con la culpa, usted se fija en sucesos pasados, se siente abatido o molesto por algo que dijo o hizo y gasta sus momentos presentes afligido por comportamientos pasados. Somos muchos los que hemos sido sometidos a una verdadera conspiración de culpabilidad en nuestras vidas; una conspiración no premeditada pero muy eficiente destinada a convertirnos en verdaderas máquinas culpables. La máquina funciona de la siguiente manera: Alguien emite un mensaje destinado a recordarle que ha sido una mala persona por algo que dijo o no dijo, sintió o no sintió, hizo o no hizo. Usted responde sintiéndose mal e incómodo en su momento presente. Usted es la máquina de culpabilidad: Un aparato que respira, habla, camina y reacciona con cargas de culpabilidad, cada vez que le echan el combustible apropiado. Y debe estar bien aceitado, si ha estado totalmente inmerso en nuestra cultura que es una cultura productora de culpas. ¿Por qué ha recibido los mensajes de culpabilidad que le han echado encima todos estos años? En gran parte porque se considera "incorrecto" que no se sienta culpable. Todo está relacionado con la importancia que le dé a los problemas. Si realmente le importa una persona o cosa, demuestra este interés sintiéndose culpable por las cosas terribles que ha hecho al respecto, o dando muestras visibles de que su futuro le preocupa. Es casi como si tuviera que demostrar su neurosis para que le clasifiquen y consideren como a una persona a quien le importan los demás. La culpabilidad es, de todas las zonas incorrectas de nuestro comportamiento, la más inútil. Es de lejos la que despilfarra mayor cantidad de energía emocional. ¿Por qué? Porque, por definición, se está sintiendo inmovilizado en el presente por algo que ya pasó. Y no existe culpabilidad por grande que sea, que pueda cambiarle ni un punto o una coma a esa vivencia que ya es parte de la historia en su vida.

 

La diferencia entre culpabilidad y aprender del pasado:

La culpabilidad no es sólo una preocupación por el pasado; es la inmovilización del momento presente en aras de un suceso del pasado. Y el grado de inmovilización puede abarcar desde una pequeña incomodidad hasta una severa depresión. Si simplemente está aprendiendo lecciones de su pasado, y prometiéndose evitar la repetición de algún comportamiento específico, eso no se llama culpa. Aprender de sus equivocaciones es una parte sana y necesaria de su crecimiento y desarrollo. La culpabilidad es malsana porque gasta inútilmente su energía en el presente sintiéndose molesto, abandonado, sin control y deprimido, a causa de un acontecimiento ya histórico. Y eso es tan inútil como malsano. No hay culpabilidad que pueda resolver un solo problema pasado.

 

Los orígenes de la culpabilidad en su dimensión emocional:

Son dos las formas básicas que toma la culpabilidad para convertirse en parte integrante del mecanismo emotivo de un individuo. La primera es la culpabilidad residual, aprendida a muy temprana edad, que queda como un residuo infantil en la personalidad adulta. Esta culpa es la reacción emocional que la gente lleva consigo desde sus memorias infantiles. Estos productores de culpa son numerosos y si funcionan en el caso de los niños, la gente mayor sigue cargando con ellos en su edad adulta. Algunos de estos residuos implican amonestaciones como las siguientes: "Papá no te va a querer si haces eso otra vez". "Deberías sentirte avergonzado por lo que has hecho”. "Bueno, muy bien, a fin de cuentas, yo sólo soy tu madre". A la persona adulta las implicaciones subyacentes en este tipo de frases pueden seguir con vigencia cuando desagrada a su jefe o a otras personas que sirven como imágenes paternales o maternales. El intento persistente de lograr el apoyo de estas figuras está presente y en consecuencia, lo mismo sucede con la culpabilidad, cuando los esfuerzos fracasan. La culpa residual también aflora en el sexo y en el matrimonio. Es fácil verlo en los múltiples remordimientos y en las excusas por comportamientos pasados. Estas reacciones de culpa se producen porque en la infancia el niño aprende a ser manipulado por los adultos y estas mismas reacciones pueden seguir funcionando en el hombre que ha dejado de ser niño para convertirse en adulto. La segunda causa es la culpabilidad que ha sido autoimpuesta por un adulto después de infringir un código al que se suscribe. Esta segunda categoría de reacción culpable cubre una zona mucho más molesta. Aquí el individuo se siente inmovilizado por cosas que ha hecho recientemente pero que no tienen necesariamente que estar conectadas con algo que pasó en su infancia. Es la culpabilidad impuesta por sí mismo cuando se infringe una norma adulta o un código moral adulto. El individuo puede sentirse mal durante mucho tiempo aunque el dolor nada puede hacer para cambiar lo que ha sucedido. Entre las culpas autoimpuestas más típicas está la de haber reñido con alguien y luego detestarse por haberlo hecho; o el sentirse emocionalmente nulo debido a algo que se ha hecho, como haberse ido sin pagar en un negocio, no haber asistido a la iglesia, o haber dicho algo indebido. De este modo, puede considerar la culpa como una reacción a residuos de normas que le fueron impuestas y por las que aún está tratando de complacer a alguna ausente figura de autoridad, o como resultado de sus esfuerzos por vivir a la altura de normas autoimpuestas que realmente no le convencen, pero siente que debe contemporizar con ellas. En ambos casos, se trata de un comportamiento estúpido y lo que es más importante, inútil. Puede seguir lamentándose hasta el fin de sus días, pensando en lo malo que ha sido, y lo culpable que se siente, y ni la más pequeña tajada de culpa podrá hacer algo para rectificar ese comportamiento. Se acabó, su culpabilidad es una tentativa de cambiar la historia, de desear que las cosas no fueran como son. Pero la historia es así y usted no puedes hacer nada al respecto. Lo que sí puede hacer es empezar a cambiar su actitud respecto a las cosas que le producen culpa. En nuestra cultura hay muchas venas de pensamiento puritano que nos envían mensajes de este calibre: "Si te diviertes, tendrías que sentirte culpable por ello". Muchas de sus propias reacciones de culpa autoimpuestas, podrían encontrar su origen en este tipo de pensamiento. Quizás ha aprendido a que no debe satisfacer sus gustos, o que no debe disfrutar de un chiste verde, o que no debe participar en cierto tipo de comportamientos sexuales. Si bien los mensajes represores son muy comunes en nuestra cultura, la culpa que siente cuando se está divirtiendo, es puramente autoimpuesta. Puede aprender a disfrutar del placer sin sentirte culpable. Puede aprender a verse a sí mismo como una persona que es capaz de hacer cualquier cosa integrada en su propio sistema de valores sin perjudicar a los demás. Y hacerlo sin sentir culpa. Si hace algo y se disgusta consigo mismo luego de haberlo hecho, puede proponerse evitar ese tipo de comportamiento en el futuro. Pero soportar una sentencia de culpa autoimpuesta, es un "viaje" neurótico que se puede evitar. La culpabilidad no sirve de ayuda para nada. Por el contrario, no sólo sirve para inmovilizarse sino que aumenta las posibilidades de que repita el mismo comportamiento indeseado en el futuro. La culpa puede servir de retribución en sí misma y también de permiso para repetir el mismo comportamiento. Mientras retenga la posibilidad de retribución que significa el absolverse a sí mismo por medio de la culpabilidad, podrá seguir dando vueltas como un burro atado a la noria, sin lograr nada a no ser la infelicidad del momento presente.

 

LA CULPABILIDAD COMO MÉTODO MANIPULADOR:

 

- ENTRE PADRES E HIJOS:

La culpabilidad es uno de los métodos más eficientes que tienen los padres para manipular las acciones de los niños. Una de las maneras de manipular a un niño, para que haga algo, podría ser más o menos como la que se usa en el ejemplo siguiente: Madre: Carlos, trae las sillas del sótano, porque vamos a comer en un momento. Niño: Bueno mamá, en cuanto termine el partido que estoy viendo, lo haré. Mensaje productor de culpabilidad: No importa entonces. Aunque me duele la espalda, yo lo haré, tú sigue disfrutando el partido.  El niño  se imagina a su madre cayéndose por las escaleras con seis sillas sobre la espalda. Y él es el responsable. Otros tipos de mensajes productores de culpas en los hijos son:  "Yo me sacrifiqué por ti", "Sufrí dieciocho horas seguidas sólo para traerte a este mundo. Y mira como me pagas”, "Si seguí casada con tu padre, fue por ti, mal agradecido”. "Está muy bien. Nosotros nos quedaremos aquí solos. Tú ve y diviértete como siempre lo has hecho. No te preocupes por nosotros". "¿Qué diablos te pasa? ¿Acaso te has roto el dedo y no puedes marcar un número de teléfono?". Los padres enchufan la máquina de la culpa y los hijos, se comportan  de acuerdo con ella, vale decir con rencor. Las tácticas de "Nos dejaste avergonzados”, "¿Qué dirán los vecinos?", "Si llegas a fracasar en algo nos dejarás avergonzados" "Has hecho que me suba la presión", "Me estás matando", "Me provocaras un ataque al corazón", "Dios no permita que te masturbes. Eso es malo". "Debería darte vergüenza leer esas revistas. Ni siquiera deberías tener esos pensamientos.", "¡Cómo puedes dejarme avergonzada ante la abuela hurgándote la nariz en público!", "Olvidaste darle las gracias. Debería darte vergüenza o ¿es que quieres que nuestros amigos piensen que yo no te enseño nada?," No obstante, es posible ayudar al niño a tener un comportamiento social adecuado sin cargarlo de culpa. Una simple y directa explicación del porqué ese comportamiento es indeseable es un método más eficiente. Por ejemplo, si se le dice a Carlos que sus interrupciones constantes son molestas y no dejan conversar a los mayores, se habrá plantado en él la primera semilla evitando la culpa que acompaña a una frase como la siguiente: "Tú siempre interrumpes, debería darte vergüenza, es imposible hablar cuando tú estás cerca". Y el sólo hecho de alcanzar la madurez no logra poner fin a la manipulación filial por medio de la culpa. Yo tengo un amigo que tiene cincuenta y dos años. Es un pediatra de origen judío casado con una cristiana. Aún mantiene en secreto su matrimonio por miedo a que si se lo dice a su madre "podría matarla,", lo que en realidad significa que él siente que podría matarla. Mantiene un apartamento aparte con todos los enseres necesarios en una casa con el único propósito de recibir allí todos los domingos a su madre que tiene ochenta y cinco años. Ella no sabe que él es dueño de otra casa donde vive seis días a la semana. Él hace este pequeño juego por miedo y por la culpa que siente al estar casado con una "shiksa". Aunque es un hombre maduro en todos los aspectos y que ha triunfado ampliamente en su propio mundo profesional, sigue bajo el control de su madre. Todos los días la llama desde su oficina y vive con ella la fantasía del hijo soltero. La culpabilidad asociada a los padres o a la familia es una de las estrategias más comunes para mantener a raya a la gente. Los ejemplos mencionados son sólo una pequeña muestra de la infinidad de frases y técnicas que sirven para ayudar al hijo o la hija a escoger la culpa (inmovilidad del momento presente por un suceso del pasado) como tributo a la genealogía.

 

- ENTRE HIJOS Y PADRES:

El juego de la culpabilidad filial puede ser invertido. La culpa es una calle de dos vías y los niños son tan capaces de usarla para manipular a sus padres como ellos a sus hijos. Si un niño se da cuenta de que sus padres no pueden soportar el verlo sufrir y que se sienten culpables de ser malos padres, el niño usará a menudo esta culpa para manipularlos. Una pataleta en el supermercado puede lograr el caramelo deseado. "El papá de Sally le deja hacerlo”, "Tú no me quieres. Si me quisieras, no me tratarías así.", "Seguro que soy adoptado. Mis verdaderos padres no me tratarían así". Todas estas afirmaciones llevan el mismo mensaje: Usted, como padre, debería sentirte culpable por tratarme a mí, su hijo, de esta manera. Los niños, por supuesto, aprenden a usar este comportamiento destinado a producir sentimientos de culpabilidad en sus padres al observar cómo los adultos en su mundo lo usan para conseguir las cosas que ellos quieren. La culpa no es una manera natural de comportarse. Es una reacción emocional aprendida, no natural, que sólo puede ser usada si la víctima le muestra al explotador, que es vulnerable a ella. Los niños saben cuándo es posible manipular a un adulto. Si constantemente le recuerdan las cosas que hizo o no hizo por ellos con el fin de lograr lo que quieren, quiere decir que han aprendido el truco de la culpa. Si sus niños usan esas tácticas es que las han aprendido en alguna parte. Y lo más probable es que observándole a usted.

 

- EN LAS RELACIONES SEXUALES:

Quizás el sexo sea la actividad que más culpa produce en nuestra sociedad. Ya hemos visto cómo los padres engendran culpa en los niños por hechos o pensamientos relacionados con el sexo. Y los adultos no se sienten menos culpables en los asuntos del sexo. La gente se introduce subrepticiamente en las salas en que se proyectan películas pornográficas para que los demás no vean lo depravados que son. Mucha gente no quiere reconocer que disfrutan con ciertas prácticas sexuales como puede ser el sexo oral o anal y se sienten culpables de sólo pensar en ello. Las fantasías sexuales son también productoras muy eficientes de culpabilidad. Muchas personas se sienten incómodas por tener tales pensamientos y niegan su existencia en privado o incluso en sus sesiones de terapia. En efecto, si yo tuviese que localizar un centro para la culpabilidad en el cuerpo humano, lo pondría en el sexo.

 

 

- ENTRE AMANTES:

La culpabilidad por el "Si tú me quisieras," es una de las maneras eficaces de manipular a un amante. Esta táctica es particularmente útil cuando uno quiere castigar a su pareja por algo que ha hecho. Es como si el amor dependiera de un tipo de comportamiento determinado. Cada vez que alguien no está a la altura de lo que se espera de él se puede usar la culpa para hacerlo volver al redil. Tiene que sentirse culpable de no amar al otro. Los resentimientos, los silencios pronunciados y las miradas doloridas son métodos muy útiles para provocar la culpa en los demás. "Yo no te voy a hablar, así aprenderás”.  O "Ni te me acerques ¿cómo pretendes que te quiera después de lo que has hecho?". Esta es una táctica muy usada en los casos en que uno de los amantes empieza a descarriarse. A menudo, años después de ocurrido un incidente, uno de los cónyuges se lo recuerda al otro para ayudarlo a escoger la culpa del momento presente. "No te olvides de lo que hiciste en 1951., O "¿Cómo puedo tener confianza en ti cuando me fallaste entonces?"  De esta manera uno de los miembros de la pareja puede manipular el presente del otro refiriéndose al pasado. Si uno de ellos ha logrado finalmente olvidarlo, el otro puede recordárselo periódicamente y así mantener al día sus sentimientos de culpa por comportamientos pasados. La culpa es muy útil para conseguir que el partenaire en el amor se adapte a las demandas y normas del otro. "Si tuvieras algo de sentido de responsabilidad, me hubieras llamado." o "Ésta es la tercera vez que he tenido que vaciar la basura, me imagino que simplemente te niegas a hacer tu parte. El fin de toda esta manipulación: Lograr que uno haga lo que quiere el otro. El método: Usar la culpabilidad.

 

 

- EN LAS CONDUCTAS SOCIALES: El ser desordenado, el fumar y otros comportamientos inaceptables por el estilo, pueden ser motivos de culpa. Si por ejemplo deja caer un cigarrillo o un vaso de papel, la mirada severa de un extraño puede sumirle en ataques de culpabilidad por haberse comportado de una manera torpe. En vez de sentirte culpable por algo que ya hizo, ¿por qué no decides más bien no volver a comportarte de una manera antisocial o torpe? Los regímenes para adelgazar son una actividad cargada de culpa. El que está haciendo dieta, se come un caramelo y se siente culpable todo un día recordando su debilidad de un momento. Si está tratando de perder peso y cae en comportamientos contraproducentes, puede aprender de ellos y hacer lo posible para ser más eficiente en su momento presente. Pero el sentirse culpable y lleno de autorreproches es una pérdida de tiempo, pues si se siente así durante mucho tiempo es muy probable que volverá a comer en exceso como una manera de salir de su dilema, una manera neurótica por cierto.

 

LA CULPABILIDAD Y SUS BENEFICIOS PSICOLÓGICOS: 

Todo lo visto hasta aquí, es sólo una pequeña lista de las influencias culturales que conspiran para impulsarle a escoger la culpabilidad. Ahora echemos una mirada a las retribuciones psicológicas del sentimiento de culpabilidad. No se olvide que sea cual sea el dividendo, éste será siempre autofrustrante y recuérdelo la próxima vez que prefiera la culpa a la libertad. He aquí las razones más básicas para escoger el desperdiciar su presente sintiéndose culpable por cosas que hizo o dejo  de hacer en el pasado. – Si absorbe sus momentos presentes sintiéndose culpable por algo que ya sucedió, no tendrá que emplear su momento actual en actividades eficientes y provechosas. Simplemente, como muchos comportamientos autofrustrantes, la culpa es una técnica de evasión que sirve para impedir que trabaje por sí mismo y en sí mismo en el momento presente. Así traslada su responsabilidad por lo que es o no es ahora a lo que era o dejaba de ser en el pasado. - Al trasladar su responsabilidad hacia atrás, no sólo evita el trabajo pesado que significa cambiarse a usted mismo ahora, sino también los riesgos que acompañan dicho cambio. Es más fácil inmovilizarse con sentimientos de culpa por los sucesos del pasado que emprender la senda llena de riesgos que lleva a crecer y desarrollarse en el presente. - Existe la tendencia a creer que si se siente lo suficientemente culpable, a la larga quedará exonerado de su mal comportamiento. Esta retribución de perdón es la base de la mentalidad carcelaria, por lo cual el preso paga sus pecados sintiéndose terriblemente mal, durante un largo período de tiempo. Cuando más grande haya sido el delito, más largo será el período que se necesite para lograr el perdón. - La culpabilidad puede ser el medio de volver a la seguridad de la niñez; un período cómodo en el que otros tomaban las decisiones en su nombre y se ocupaban de usted. En vez de hacerse cargo de usted mismo en el presente, confía en los valores de los otros en su pasado. Y una vez más la retribución radica en sentirse protegido del peligro de hacerse cargo de su propia vida. -La culpabilidad es una manera muy útil de transferir la responsabilidad de su comportamiento hacia los demás. Es fácil enfurecerse con los demás por la manera en que le manipulan, y trasladar el enfoque de la culpa de usted mismo hacia esas otras personas terribles que son tan poderosas que pueden hacerle sentir lo que quieran, incluso culpable. - A menudo puede ganarse la aprobación de la gente, incluso cuando están de acuerdo con su conducta, simplemente sintiendo culpa por ese comportamiento. Puede haber hecho algo que transgreda las normas establecidas, pero al sentirse culpable está demostrando que sabe muy bien cómo debe comportarte y que está haciendo lo posible por adaptarse. - La culpabilidad es una espléndida manera de ganarse la compasión de la gente. Y no importa si el deseo de compasión demuestra claramente que tiene una pobre idea de usted mismo. En este caso prefiere que los demás sientan pena por usted en vez de amarse y respetarse a sí mismo. Ahí tiene los dividendos más notorios que podrá lograr si se aferra a la culpabilidad. La culpabilidad, como todas las emociones autoanulantes, es una elección, algo que puede y debe controlar. Si no le gusta y prefiere deshacerse de ella para quedarse completamente "libre de culpa" he aquí algunas estrategias que le servirán para borrar por completo el pizarrón de su culpabilidad..

 

LA CULPABILIDAD, ALGUNAS TÉCNICAS PARA EXCLUIRLA:

Empiece a mirar el pasado como algo que jamás puede modificarse, sienta lo que sienta respecto a él. ¡Se acabó! Y cualquiera que sea la culpa que escoja, no le servirá para cambiar el pasado. Grabe esta frase en su conciencia: "Mi sentimiento de culpabilidad no cambiará el pasado, ni hará que yo sea una persona mejor". Este tipo de enfoque le ayudará a diferenciar la culpabilidad del conocimiento que pueda arrancar al pasado. – Pregúntese lo que está evitando en el presente por culpa del pasado. Al trabajar en este sentido, eliminará la necesidad de la culpabilidad. - Empiece a aceptar en sí mismo cosas que usted ha escogido pero que le pueden disgustar a cierta gente. Así, si sus padres, jefe, vecinos, o incluso su cónyuge, toman una posición contraria a la suya en algo puede pensar que es muy natural, acuérdese  de lo que dijimos anteriormente respecto a la búsqueda de aprobación. Es necesario que se apruebe a si mismo; la aprobación de los demás es agradable, pero no viene al caso. Cuando logre no necesitar aprobación, desaparecerá la culpabilidad que puede sentir por el comportamiento que no obtiene la aprobación de los demás. - Escriba un diario de culpas y apunte todas las ocasiones en que se siente culpable, anotando cuidadosamente por qué, cuándo y con quién sucede y lo que está perdiendo en el presente al angustiarse por el pasado. El diario le podrá dar sin duda algunas percepciones internas de su zona de particular culpabilidad. Reconsidere su sistema de valores. ¿Cuáles son los valores que realmente acepta y cuáles los que solamente finge aceptar? Haga una lista de todos estos valores falsos y decida vivir según un código ético determinado por sí mismo y no por uno impuesto por otra gente. - Haga una lista de todas las maldades que ha hecho en su vida. Impóngales clasificaciones de culpabilidad para cada una en una escala de valores que vaya del uno al diez. Sume los resultados y constátelos si hoy le importa que la diferencia sea de cien o un millón. El momento presente sigue siendo el mismo y toda su culpabilidad no es más que una actividad desperdiciada. - Evalúe las verdaderas consecuencias de su comportamiento. En vez de buscar sentimientos místicos para determinar las afirmaciones y las negaciones en su vida, determine por sí mismo si los resultados de sus actos han sido agradables y productivos para usted. - Trate de enseñarle a las personas que tienen que ver con su vida y que tratan de manipularle por medio de la culpabilidad,  de que usted es muy capaz de enfrentarse con las desilusiones que le provoque su comportamiento. Si mamá empieza con su escena de culpabilidad, "Tú no hiciste eso" o "Yo iré a buscar las sillas, tú quédate sentado ahí", aprenda a contestarle de distinta manera, por ejemplo: "Muy bien mamá, si quieres lastimarte la espalda por unas sillas, sólo porque no puedes esperar unos minutos, supongo que no puedo hacer nada para evitarlo". El resultado tardará en llegar pero el comportamiento de aquella gente empezará a cambiar cuando vean que no pueden forzarle a sentirse culpable. Una vez que logre desconectar la culpa, la posibilidad de manipularle y de controlarle emocionalmente habrá desaparecido para siempre. - Haga algo que sabe muy bien que le hará sentir culpable. Cuando vaya a un hotel y le indican un botones para que le acompañe a una habitación que fácilmente podrá encontrar sólo con su pequeña maleta, diga que no lo necesita. Si no le hace caso dígale a este compañero indeseado que está perdiendo su tiempo y su energía ya que usted no le dará propina por un servicio que no desea. O tómese una semana para estar sólo como siempre ha querido hacerlo, a pesar de las protestas culpabilizantes de los demás miembros de la familia. Este tipo de comportamiento le ayudará a enfrentarse con la culpa omnipresente que tantos sectores de nuestro entorno le ayudan a elegir con tanta eficiencia. La culpabilidad en nuestra cultura es una herramienta útil para manipular a los demás y una inútil pérdida de tiempo para uno.

 

ÚLTIMOS PENSAMIENTOS SOBRE LA CULPABILIDAD:

El momento presente es la clave para comprender sus actividades de culpa. Aprenda a vivir ahora, en el presente, y a no desperdiciar sus momentos actuales en pensamientos inmovilizantes, sobre el pasado. No hay otro momento en el que sea posible vivir más que en el presente, y el ahora. Todas sus culpas, tan inútiles y convertidas en momias, se quedaron en el pasado, son historia y la historia se estudia, se admira, se utiliza para algo puntual, pero no se toca ni se cambia.

 

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https://datamed-bank.webnode.es/dos-emociones-inutiles-y-perjudiciales/?_

 

Artículo divulgativo basado en el libro: Tus zonas erróneas, del Dr. W. Dyer,