CONFIANZA: (Cordialidad, Fe, Compañerismo)
CONFIANZA EN UNO MISMO: Sólo los que aman, pueden amar. Sólo los libres, liberan, Solo los que sufren, hacen sufrir. Solo los que se odian, pueden odiar. Solo los felices, pueden dar felicidad. Por lo tanto y por analogía, para que los demás confíen en nosotros, debemos demostrar que somos confiables. Cómo aumentar la confianza en uno mismo: La confianza en uno mismo tiene que ver con la seguridad que tiene una persona en su capacidad para hacer algo, en función de sus habilidades, conocimientos y destrezas. Es normal que una persona dude de su capacidad para hacer cosas para las que no está bien preparada o no tiene los conocimientos necesarios. Sin embargo, algunas personas dudan de sí mismas, aunque tengan las habilidades y conocimientos y sean perfectamente capaces de hacerlo bien y esto les impide hacer cosas que desearían hacer o avanzar en el trabajo y hace sus vidas más insatisfactorias. Hay que tener en cuenta que la confianza en uno mismo no necesariamente implica creer que puedes tener éxito en cualquier cosa que hagas. Por ejemplo, puedes pensar que no se te da bien jugar al tenis y a pesar de eso sentir la suficiente confianza como para jugar un partido contra alguien que sabes que es superior a ti, porque realmente no te importa perder o ganar, sino tan solo pasar un buen rato. Por este motivo, la falta de confianza sucede especialmente cuando una persona pone demasiado énfasis en el resultado. Es decir, si no te crees capaz de hacer algo y, al mismo tiempo, piensas que si lo haces mal habrá consecuencias horribles (harás el ridículo, se reirán de ti, etc.), entonces es cuando aparecerá esa falta de confianza que te impedirá intentarlo. Las personas con confianza: Las personas que confían en sí mismas no temen el fracaso y se centran más en el proceso que en el resultado, en el momento presente y en disfrutar de lo que hacen. Utilizan la experiencia como una oportunidad para aprender y mejorar sus habilidades. Estas personas confían en su capacidad, tienen expectativas realistas e incluso cuando no alcanzan sus metas continúan teniendo un estado de ánimo positivo y se aceptan a sí mismas. Las personas con falta de confianza: Las personas con falta de confianza dependen demasiado de la aprobación de los demás para sentirse bien consigo mismas, temen el fracaso y evitan asumir riesgos. Esperan más el fracaso que el éxito. Estas personas no solo se centran más en los resultados y esperan más consecuencias negativas, sino que además tienden a subestimar sus capacidades, creyéndose realmente más incompetentes de lo que son, incluso aunque tengan un alto grado de competencia en dicha tarea. No obstante, ambos aspectos están relacionados, puesto que, si pones demasiado énfasis en los resultados, en hacerlo bien y en quedar bien ante los demás, entonces habrá muchas más posibilidades de que te parezca que nunca estás lo bastante preparado, debido a que te estás exigiendo una perfección muy elevada, tal vez demasiado elevada como para poderla alcanzar. En resumen: La falta de confianza personal, puede deberse a: exceso de énfasis en el resultado. Una evaluación no realista de tus capacidades. Ser demasiado perfeccionista y exigirse un rendimiento tan alto que nunca estarás a la altura. La confianza se puede aumentar: Conociendo bien tus capacidades y siendo realista: pregunta a los demás hasta qué punto te creen capaz de hacer algo; pueden ser más realistas que tú a la hora de evaluarte. Olvidando los resultados y centrándote en el proceso, en el momento presente: Piensa que cualquier cosa que hagas es una oportunidad para aprender y mejorar. Céntrate exclusivamente en lo que estás haciendo en cada instante y olvídate del siguiente, de todo lo demás y de la gente a tu alrededor; olvídate de ti mismo, no observes ni juzgues tu rendimiento, tan solo hazlo. Hacer las cosas desde dentro: Hacer algo desde fuera significa hacerlo como si una parte de ti estuviera fuera de tu cuerpo, observándote, juzgándote, evaluándote y criticándote. Cuando lo haces desde dentro nada de eso existe, ni siquiera tú, porque te concentras tanto en la tarea que realizas, que te olvidas incluso de ti mismo. Como creer y lograr fe en uno mismo: Incrementar la confianza en uno y en cómo generar confianza en los demás aumenta las posibilidades de lograr objetivos más ambiciosos y de abrirnos a nuevas y mejores alternativas de vida. Esto es posible porque un adecuado y permanente nivel de confianza en sí mismo, ayuda mucho en el proceso de equilibrarnos, sobre todo después de haber sufrido un trauma debido a factores físicos, mentales o espirituales. Los pilares sobre los que se construye la confianza personal, según Stephen Covey, hijo, son: la integridad, la intención, la capacidad y la obtención de resultados, los dos primeros tienen que ver con el carácter y los otros dos con la aptitud. Un individuo que carezca de equilibrio en estas áreas, no podrá desarrollar confianza en sí mismo, ni menos en los demás, porque él ni nadie confiará en sus capacidades, criterios, decisiones o visiones. Según Covey, para desarrollar confianza, debemos robustecer cada pilar que la sustenta, a saber: Integridad: Por integridad se entiende el ser congruente, es decir coherente, poseer el coraje para actuar de acuerdo con buenos valores y creencias. Ser honesto, causar buena impresión, cumplir lo que se promete, y ser humildes son actitudes que alimentan esta integridad. Covey nos da tres buenos consejos al respecto: Establecer compromisos consigo mismo y cumplirlos, definir nuestra misión de vida y mostrarnos abiertos y dispuestos a ayudar a los demás, en aquellas tareas que beneficien a todos. En Resumen, la integridad se trata de la consistencia y la congruencia. Es caminar el camino que predicas. Es que no exista diferencia entre lo que eres y lo que dices ser. La integridad sucede cuando hay una alineación entre lo que piensas, sientes y lo que haces, tanto en público como en privado. La integridad te hace transparente y a las personas les gusta la gente transparente. En consecuencia, la integridad contribuye a incrementar la confianza. Intención: En este pilar, Covey engloba las motivaciones, las prioridades y la conducta. Genera confianza quien busca y actúa confiadamente, por el bien propio y el de los demás. Tres recomendaciones en este punto: Examinar las intenciones personales y perfeccionarlas, comportarse como la persona que se quiere ser, manifestar las intenciones y optar por la abundancia de recursos inmateriales. Por otra parte, la intención es la transparencia que le das a los demás, sobre tus motivaciones reales. Las personas odian las agendas ocultas y las motivaciones grises. Las motivaciones reales necesitan y deben ser comunicadas claramente. Eso generará más confianza en tí. Capacidades: Las capacidades son los talentos, las actitudes, los conocimientos, las competencias, el estilo. Tres pautas a seguir que favorecen la generación de confianza en este caso, son: Aprovechar los puntos fuertes, no perder relevancia y saber en todo momento a donde se va, es decir: estar siempre enfocado en las metas. Uno debe convertirse en un experto en su área de trabajo o negocio. Eso te dará confianza en sí mismo, lo cual influirá en la confianza de otros hacia ti. Las personas naturalmente vendrán a ti para pedirte opinión o consejo. Resultados: Cuando hablamos de resultados hablamos de rendimiento, de conseguir hacer lo mejor. Tres actitudes que ayudan a lograr resultados aquí, son: Asumir la responsabilidad de los resultados, esperar ganar y mantener la fuerza hasta el final. Otros consejos prácticos para lograr más confianza son: Vístete para la ocasión: Si sabes que luces como una persona capaz y segura de sí misma, al final empezarás sintiéndote así, también. Deberás vestirte de la manera que mejor te haga sentir, no de la manera que creas que una persona segura se viste. Prueba los siguientes trucos: Dedica un poco de tiempo todos los días a tu higiene personal y asegúrate de estar bien presentable. Dúchate todos los días, cepíllate, usa hilo dental y acicala tu piel y cabello. Vístete para tener autoconfianza: No es necesario comprar todo un guardarropa nuevo para sentirte mejor con tu ropa. Siempre y cuando ella esté limpia, sea cómoda y te sientas bien, estarás listo para la autoconfianza. ¡Recuerda que lucirás más seguro si disfrutas lo que vistes! No centres tu seguridad en tu apariencia exterior: Viste prendas que te hagan sentir inseguro durante todo un día y trata de sentir confianza en ti mismo sin enfocarte en tu apariencia. Al fin y al cabo, no usarías un traje de tres piezas para entregar una pizza. Si crees que luces bien, es probable que sea así. Perfecciona tu postura: La manera en que te desenvuelves dice mucho de ti a los demás, así que asegúrate de decirles que tienes confianza de ti mismo y estás al mando. Mantén tus hombros levantados y hacia atrás, tu columna recta y tu barbilla en alto. Camina con determinación en lugar de arrastrar tus pies y siéntate derecho. Cuando te veas como una persona segura exteriormente, el mundo te verá así. Estudios recientes han demostrado que la postura del cuerpo le indica a la mente que se sienta de determinada manera, así que tener una postura de autoconfianza hará que te veas verdaderamente al mando. Y para colmo, tener un lenguaje corporal seguro se ha relacionado con niveles más bajos de estrés. Sonríe: Ten siempre una sonrisa en los labios. Te sorprenderá ver cómo incluso las sonrisas más pequeñas pueden desarmar cualquier situación social y hacer que todo el mundo se sienta más cómodo. ¿Te imaginas a ti mismo acercándote a alguien con el ceño fruncido? No, gracias. Si te preocupa que tu sonrisa se vea fingida, no sonrías tanto. Una sonrisa fingida puede reconocerse desde lejos. Por otro lado, si estás contento verdaderamente de ver a alguien o solo contento de poder practicar tus nuevas habilidades de autoconfianza, entonces ¡muestra esos dientes de perla! Establece contacto visual: Es un cambio sutil, pero podría influenciar a las mil maravillas la manera en que los demás te perciben. No temas mirar a los ojos a la otra persona: no solo le demostrará que eres alguien con quien vale la pena hablar, sino que también le dirá que la respetas, reconoces su presencia y estás interesado en la conversación. No querrás ser maleducado: Nuestros ojos son especialmente humanos. Son la ventana del espíritu, si quieres, y muestran nuestra atención y sentimientos. Al establecer contacto visual mejorarás la calidad de tus interacciones además de parecer más seguro de ti mismo. De hecho, parecerás más agradable, confiable y tus interlocutores se sentirán más valorados. Si no puedes hacerlo por ti, ¡hazlo por ellos! Mantén la mirada: Ahora que ya dominas el contacto visual, es hora de ponerlo en práctica. ¿Sabías que los demás son igual de tímidos que tú a la hora de hacer contacto visual? Prueba lo siguiente: mira a alguien a los ojos y observa quién dura más. ¿Esa otra persona desvía la mirada antes que tú?¡También se siente incómoda! Mirar fijamente a alguien hasta que sienta tu mirada y le avergüence la incomodidad evidente no es de buena educación. Si te pillan, solo sonríe y saldrás del apuro. Usa un lenguaje corporal asequible: Si ves a una persona acurrucada en la esquina fingiendo estar jugando en su teléfono celular, ¿de verdad te le acercarías para saludarla? Quizá no. Si quieres que otros se acerquen a ti, ¡asegúrate de ser asequible! Mantén tu cuerpo abierto. Si tienes los brazos y las piernas cruzadas, les estarás dando a entender a todos que no te interesa recibirlos. Lo mismo va para el rostro y las manos. Si es evidente que te preocupa otra cosa (ya sea un pensamiento o tu iPhone), los demás entenderán la indirecta. No seas demasiado cohibido con tu lenguaje corporal. Al empezar a sentir seguridad, empezarás a mejorar tu postura de forma natural. Reconoce tus talentos: Has una lista de tus cualidades: Por más decaído que te sientas, trata de animarte y recordar aquello en lo que sobresalgas. Centrarte en tus atributos te distraerá de percibir tus defectos y aumentará tu valor personal. Piensa en tus cualidades en cuanto a tu aspecto físico, tus amistades y, sobre todo, tu personalidad. Recuerda los cumplidos que los demás te hayan hecho. ¿Qué han dicho sobre ti que nunca hubieras percibido ni reconocido? Quizá te hayan halagado por tu sonrisa o tu habilidad de estar imperturbable y sereno en situaciones estresantes. Recuerda tus logros pasados: Podría ser algo que otros recuerden, como cuando eras el primer puesto de tu clase o algo que solo tú sepas, como una acción silenciosa de servicio para mejorar la vida de otra persona. Sé consciente de lo grandioso que fue. ¡Vamos! Reflexiona en las cualidades que tratas de cultivar. Nadie es perfecto, pero si estás tratando activamente de ser una persona buena y honorable, date crédito por el esfuerzo. El hecho de que tengas pensado mejorar tu persona indica que eres humilde y de buen corazón, esos atributos son positivos Ahora escribe todo aquello que se te ocurra y léelo la próxima vez que te sientas decaído. Ve agregando más elementos a medida que los recuerdes para que te enorgullezcas de ellos. Piensa en los obstáculos que limitan tu confianza: Toma un pedazo de papel y escribe todo aquello que creas que te impida ser una persona segura, por ejemplo, calificaciones bajas, timidez, falta de amigos, etc. Ahora pregúntate: ¿Esto es válido, lógico? ¿O son simplemente suposiciones mías? Para tu información, las respuestas son “no” y “sí”, respectivamente. ¿Cómo se te ocurre que algo pueda determinar tu valor personal? Por ejemplo: no te sacaste buenas calificaciones en tu examen de matemáticas más reciente, como resultado no tienes la confianza suficiente para tu próximo examen. Pero pregúntate esto: si estudiaras muchísimo, junto con tu profesor y te prepararas para el examen, ¿te iría mejor? ¡Sí! Solo fue un mal día y no tiene nada que ver contigo. No tienes ningún motivo para no tener confianza en ti. Recuerda que todos luchan con la autoconfianza: Algunos son muy buenos escondiéndola, pero casi todas las personas han luchado con su autoconfianza en algún momento u otro. ¡No estás solo! Y si puedes pensar en alguien seguro de sí mismo, lo más probable es que no tenga esa misma seguridad en todas las situaciones. La confianza es rara vez universal. Este es un hecho: la mayoría de la gente está demasiado preocupada en la manera en que se proyecta como para estar juzgándote constantemente. ¿Acaso no te has dado cuenta de cómo a la gente le encanta hablar y ver las cosas en que apenas se ve reflejada? El 97% de la gente se enfoca en su interior: Siéntete aliviado y reconoce que no tienes que ser perfecto todo el tiempo. Deja de compararte con todo el mundo. No todos están en una competencia y ver la vida de esa manera te dejará exhausto. No tienes que ser necesariamente la persona más popular, más bella y más lista para ser feliz. Si tienes una fuerte inclinación a la competitividad que no puedes ignorar por completo, trata de competir contigo mismo y esforzarte por seguir mejorando. Mira la confianza como si fuera un proceso: Tener autoconfianza no es una meta que cruzas una vez, además el proceso no siempre será progresivo; siempre habrá días en que sientas que empiezas de cero. Respira profundamente, recuerda las vallas de la autoconfianza que hayas pasado con éxito y toma la resolución de seguir adelante. En los momentos más duros, es bueno que te obligues a animarte, aunque no hayas hecho nada. Lo más probable es que no te des cuenta de lo seguro que eres hasta que lo seas. ¿Ha habido un día en que te hayas dado cuenta que eras listo, divertido, ingenioso o puntual? Quizá no. Así que, si no ves cambios inmediatos, ten presente que solo se debe a que estás viendo el panorama desde muy cerca. Como cuando los árboles no dejan ver el bosque. Aprovecha tus aficiones: Si siempre has querido ser bueno en algún deporte o pasatiempo, ¡ahora es el momento! Mejorar tus habilidades reforzará la idea de que eres talentoso, por consiguiente, aumentará tu confianza. Aprende a tocar un instrumento musical u otro idioma, una expresión artística, como la pintura, empieza a diseñar proyectos, cualquier cosa que llame tu interés. No te desanimes si no eres sorprendente de inmediato. Recuerda que el aprendizaje es un proceso, además deberás aprender por las pequeñas victorias y por el tiempo recreacional que te relaja, no para ser el mejor de todos. Empieza a practicar un pasatiempo grupal. Encontrar gente que piense como tú y comparta tus aficiones podría ser una manera fácil de hacer amigos y aumentar tu autoconfianza. Busca grupos a los que te puedas unir en tu comunidad o busca afinidades con aquellos que tengan el mismo pasatiempo. Habla con desconocidos: En serio, la autoconfianza es más que un estado mental, es un hábito. Eso es todo lo que los humanos son en realidad. Así que para que seas seguro de ti mismo, deberás realizar cosas que exijan seguridad. Una de ellas es hablar con desconocidos. Al principio es intimidante, pero con el tiempo tendrás más y más valentía. No, no asustarás a nadie a menos que seas un miembro del Ku Klux Klan con aspecto de Quasimodo agresivo y huelas muy mal. Si alguien te saluda de repente y te pregunta si debería ir a Starbucks o a otra cafetería, ¿cómo te sentirías? Probablemente bien. A todos les gusta ser el héroe, habla con otras personas y sé espontáneo. Estarás alegrando su día por lo demás monótono. Así que no tienes oportunidades, ¿Qué opinas del camarero de tu cafetería?, ¿la chica de la caja del supermercado?, ¿los desconocidos que pasan por tu lado en la calle? No te disculpes demasiado: Poder disculparte es un rasgo positivo (y algo con lo que demasiada gente lucha). No obstante, procura decirlo solamente cuando sea necesario. Disculparte por haber desairado o incomodado a alguien es de buena educación, pero disculparte cuando no hiciste nada malo podría hacerte sentir subordinado y como si tuvieras que pedir perdón. Antes de que salga de tus labios, tómate un segundo para asegurarte de que en realidad sea una situación que amerite una disculpa de tu parte. Usa vía alternativas. Podrás expresar tu compasión o pesar sin disculparte en realidad. Por ejemplo, si te preocupas por haber incomodado a alguien, podrías decir: “Espero que no te haya causado demasiados problemas” en lugar de decir automáticamente “lo siento”. Disculparte innecesariamente hará que parezcas inseguro. No tiene sentido, porque no eres inferior a nadie. ¿Por qué debes disculparte si no has hecho nada malo? Después de todo, ¿lo dices en serio? Y si te disculpas todo el tiempo, perderá su valor. Disculparte por todo implica que no te disculpas por nada. Piensa en la frase “lo siento” como si fuera “te amo”. Solo deberás decirlo con intención. Acepta los cumplidos cortésmente: No pongas tus ojos en blanco ni hagas caso omiso, ¡es tu cumplido! ¡Te lo mereces! Haz contacto visual, sonríe y di “gracias”. Ser agradable cuando alguien quiere halagarte no compromete tu humildad; demuestra que eres educado y tienes un valor personal sólido. Si todavía te incomoda aceptar los cumplidos, trata de halagar a la persona que te haya hecho uno después de aceptarlo. Hacerlo te ayudará a sentir que están “empatados” y que no has sido muy arrogante. Tómate el tiempo para halagar a alguien o para realizar una buena acción sin anunciarla. Harás que su día sea especial y te sentirás mejor contigo mismo. Cuando te conviertas en una fuente de positivismo, otros procurarán estar contigo, reforzando así las buenas vibras. Mucha gente no es buena aceptando los cumplidos. Lo más probable es que si halagas a alguien, esa persona también lo haga. Solo asegúrate de decirlo con intención, sino podría responder con escepticismo. Aléjate de los que te hagan sentir mal: Es difícil tener confianza en uno mismo cuando se está con un grupo de gente que a tu parecer siempre te juzga. Podrías ser el más extrovertido, ruidoso y seguro por naturaleza, pero con este tipo de gente, te convertirás en un cachorrito ignorado. Deberás desechar a esa gente como lo harías con un mal hábito. Es importante que te rodees con los que a tu parecer te hacen sentir que eres la mejor versión de ti. Solo al rodearte de esa gente lograrás el crecimiento que quieres alcanzar. Ve despacio, lentifícate: A mucha gente no le gustan los públicos numerosos y a mucha menos gente le gusta hablar en público. Si te encuentras en algunas de estas situaciones, será importante ir despacio. Cuando estamos nerviosos, tendemos a comportarnos aceleradamente para terminar con todo. No lo hagas, porque será un indicativo de que estás nervioso. ¡Y te estarás diciendo a ti mismo que estás nervioso también! El punto número uno es respirar. Cuando respiramos de manera entrecortada y brusca, le estamos indicando a nuestro cuerpo que tiene que prepararse para pelear o huir. Déjalo de hacer y verás que te calmarás un poco automáticamente. El punto número dos es bajar conscientemente la velocidad de tus acciones. Imagina a un niño de 6 años hiperactivo por haber consumido mucha azúcar: ese niño eres tú. Iguala tus acciones con tu respiración. Serénate. Solo espera el éxito: Gran parte de la vida es una profecía que se cumple sola. Cuando creemos que fracasaremos, no nos esforzamos mucho y realmente fracasamos. De igual manera, si esperamos el éxito, podrías estar atrayéndolo hacia ti. El pesimismo en realidad podría socavar tus habilidades. El éxito y el fracaso, son circunstancias posibles y en su mayoría, una no es más probable que la otra. En general debes concentrarte en lo que quieras, en lugar de lo que no quieres. También en mejorar primero lo que tienes, antes de luchar por lograr lo que no tienes. Esto te permitirá aumentar tu confianza. Toma riesgos: En ocasiones la única salida consiste en tomar riesgos. Para poder ser bueno en la vida, tendrás que enfrentarte a experiencias que te obliguen a aprender. No podrás ser un experto inmediatamente. Si sigues haciendo lo que siempre has venido haciendo, nunca serás bueno en nada. Deberás arriesgarte para crecer. Los fracasos son inevitables. Siempre suceden y no interesa. Lo único que importa es que te repongas. Todos sufrimos contratiempos, pero sobreponerte a ellos es lo que aumentará tu confianza. Para lograrlo, primero deberás fracasar. Sal de tu zona de confort para así aprender de tus experiencias y desarrollar más seguridad. Acepta consejos cómo estos: Cuando te despiertes en la mañana, mírate en el espejo y dite a ti mismo que has llegado tan lejos en la vida que no dejarás que nada ni nadie te haga sentir mal. Recuerda sonreír y disfrutar la vida porque es muy corta. Habla en tono positivo. Cuando veas que vas a decir algo negativo de ti mismo, reemplaza instantáneamente ese comentario con otro positivo. Deja de luchar por ser perfecto, nada, ni nadie lo es, basta con ser el mejor en todo lo haces. Los estándares altos tienen su lugar, pero tu vida diaria tendrá tropiezos y defectos siempre. Acéptalos como experiencias de aprendizaje y sigue adelante. Recuerda vivir cada día como si fuera el último: Nadie sabe cuál será el último. Sé agradecido por lo que tienes: Muchas veces, la raíz de la inseguridad y la falta de confianza es la sensación de no tener lo suficiente, ya sea validación emocional, buena suerte, dinero, propiedades, etc. Al reconocer y valorar lo que tienes, podrás combatir ese sentimiento de estar incompleto e insatisfecho. Buscar la paz interior hará maravillas para mejorar tu autoconfianza. Has crecer tu espiritualidad. Trázate objetivos, no expectativas. Tú eres la única persona que siempre te conocerá. Ámate y los demás te seguirán. Vuelve a entrenar tu voz interna: En situaciones en donde creas que te falta confianza en ti mismo, date cuenta de que tu voz interior te dice cosas negativas. Necesitarás volver a entrenar tu voz interior para ser positivo en esas ocasiones. Al caminar, concéntrate en el punto al que te dirijas. Deberás sentarte derecho.
CONFIANZA EN LOS DEMÁS: Todo hombre necesita apoyos, refugios donde acogerse. Para perseverar en medio de las pruebas y esperar llegar a la meta, hay que tener confianza. Pero ¿en quién puede confiar? Confiar en los demás es valor necesario en la vida familiar, profesional, social. Los padres han de aprender a confiar en los hijos, los hijos en sus padres, los jefes en sus subalternos, los dueños de empresas en sus empleados, aunque alguna vez engañen o mientan. La confianza engendra confianza. Es natural el miedo ante lo que supera nuestra capacidad; por eso, buscar un punto de apoyo firme es algo necesario para todos. ¿En quién confiar? En primer lugar, en el Creador, quien dijo: No seas sabio a tus propios ojos. En muchos casos es la ignorancia lo que mantiene la desconfianza, pues solo se cree y se confía de veras en quien se ama. Poner la confianza en alguien es un paso decisivo en muchos asuntos. En algunas ocasiones, un riesgo, un paso aventurado; a veces, un error. En otras es lo necesario y propio para salir adelante en las adversidades. Hay personas de las que estamos seguros, confiamos en ellas porque sabemos que van a recibir nuestra palabra y la van a guardar; comprenderán nuestro problema y nos ayudarán. Son gentes predecibles, leales, auténticas, fieles, honradas, discretas, sinceras, veraces. Mantienen un conjunto de valores humanos importantes para convivir. Estas personas reúnen, además, otros requisitos que se han ido forjando con el trato y el tiempo: son nuestros amigos o compañeros de trabajo que han demostrado su adhesión y que nos comprenden fácilmente; es el sacerdote, el monje, el pastor, es la mujer o el marido si saben ser discretos. Difícilmente se podrá confiar en una persona que lo cuenta todo, que es indiscreta, que no sabe guardar un secreto o una confidencia. Los amigos en los que se puede confiar de verdad son auténticos tesoros. Una buena virtud que se hace notar entre otras muchas es la de ser gentes de fiar, ser personas en las que se puede confiar, que inspiran confianza y responden bien cuando se deposita en ellas. Decir de una persona que es fiable es un gran elogio. Y son de fiar las personas a las que se puede acudir cuando estamos apurados, tenemos problemas, necesitamos ayuda o queremos desahogarnos. Y estamos seguros de haber acertado cuando nos acogen, nos escuchan, nos dicen la verdad, nos responden y actúan en favor nuestro. Es frecuente dar con personas que desconfían desde el principio de todos y de todo. Puede ser por temor, por inseguridad, por experiencias negativas que no han sabido superar. Pero también desconfían personas que se han vuelto complicadas y suspicaces. Con una visión poco clara de la realidad interpretan negativamente lo que ven, lo que se les dice, y así llegan a conclusiones erradas y pesimistas. La convivencia se vuelve difícil: no se fían de nadie, todo lo que oyen lo ponen en tela de juicio, responden con evasivas, no se sabe lo que piensan; si alguien les hace un favor, creen que es por algún interés escondido; si un desconocido se dirige a ellas, imaginan que les va a hacer algún daño. Caminan por las calles y suponen amenazas en todas partes. Las consecuencias de esta actitud también las sufren los demás: se muestran hurañas con frecuencia para establecer límites; carecen de sencillez, porque no se atreven a mostrarse como son; por eso, tampoco son amables: guardan miedos que les impiden la alegría. La desconfianza es una forma amargada de vivir. Este modo de convivir impide la felicidad porque limita la comunicación directa y sencilla con los demás; no deja disfrutar de las pequeñas alegrías. La libertad de los desconfiados está plagada de obstáculos. La confianza permite ser libre sobre la base del conocimiento de las personas y de las circunstancias. Permite actuar con oportunidad y con respeto: La confianza no puede imponerse jamás, solamente puede inspirarse. Por ello, mantener las distancias respecto a la propia intimidad no es solamente útil entre compañeros de trabajo, también es necesaria, en otro grado, para la vida familiar. Quien valora su intimidad y reconoce que toda persona es sagrada, sabe que lo que guarda en su interior no es para todos, actúa con la confianza que corresponde a cada situación.
CONFIANZA Y ESPIRITUALIDAD: Si quiere ver el grado de espiritualidad de una persona, no mire lo que reza o lo que medita, sino la felicidad de la aceptación y confianza de los actos de su vida. Es decir: el ser humano que es espiritual no le van mejor las cosas solo por serlo, pero sí que por su mayor grado de confianza en si y en los demás, mantiene el equilibrio y no cae en la desesperación vivencial. Así mantiene su bienestar. Ser espiritual no es rezar, tener un catálogo de dogmas o llevar signos externos ser espiritual es confiando en la obra y palabra del Creador, haber logrado avanzar por el camino estrecho y empinado, que permite desde ahora mismo, no después de morir, vivir en paz y lograr prosperidad gracias a nuestro Yo Superior. Por último, como norma de actuar en la vida hay tres principios prácticos que es conveniente tener en cuenta. Son muy simples y su resultado depende de la profundidad con que los aplique. Que sean simples le fastidia a su mente que quiere esforzarse por lograr algo y al ego (yo inferior) también le molestará pues le encanta pensar que la santidad y la iluminación requieren esfuerzo solo al alcance de unos pocos. Pero no es así. Los principios a aplicar a su vida son: Reduce tu ego, controla tu mente y confiando en el Creador de este sistema de cosas, acepta de plano todo lo que no puedas solucionar o comprender y sigue tu sendero como si nada.
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Artículo divulgativo basado en: El libro Pasó haciendo el bien, de Francisco Fernández C., Conferencias del Lcdo. Vidal Schimill de Escuela para padres, en la compilación "El poder de la verdad", de la Universidad de Ansted E.U.A. historiaybiografias.com. Cuentos y canciones para compartir valores. Ed. de la Infancia. Conócete a ti mismo, Omraam Mikhaël Aïvanhov. Diccionario de la RAE. Conozca sus fortalezas, T. Rath, en escritos de Ana Muñoz y en publicaciones difundidas por la Escuela de desarrollo personal y negocios ADPyN, por Víctor Hugo Manzanilla y por wikihow. Se autoriza la reproducción del artículo, si se menciona como fuente: datamedbank-ec.com Si este breviario le pareció interesante, compártalo, entre los integrantes de su círculo de influencias, a saber: familiares, parientes, amigos y conocidos. Su venta está prohibida.
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