ASCLEPIO Y LA SERPIENTE

El dios griego de la medicina

 

 

Cuando nació el mito de Asclepio y la serpiente, los dioses moraban el Olimpo y sus designios, derivados de pasiones: amor, odio, lujuria, poder, idénticos a la de los humanos, eran quebrantados a través del engaño, la intriga, la conspiración, la rebelión y la muerte, tanto por ellos mismos como por los humanos. Existen varias versiones sobre la génesis del Asclepio divino: la más conocida es la de Hesiodo (700 a. C.) Dos siglos después de Homero (entre 1000 y 800 a. C.), las otras son las de Píndaro, Apolodoro, Higinio y la más reciente la de Ovídio (7-8 d. C.); aunque ya se veneraba a Asclepio como dios médico 500 años antes de la versión de Hesíodo. Apolo se hizo amante de Corónide, quien era hija de Flegias, rey de los lapitas que vivían a orillas del lago Beobes, en Tesalia; Cuando el dios se iba a Delfos para atender sus asuntos, dejaba un cuervo de plumas blancas como la nieve para cuidar a su amada. Corónide estaba enamorada de Isquis, el hijo arcadio de Elato y le admitió en su lecho, aunque Apolo la había dejado ya encinta. Cuando el cuervo llegó con Apolo a informarle de la infidelidad de su amada, éste ya la había adivinado y maldijo al cuervo por no haberle sacado los ojos a Isquis cuando se acercó a Corónide. Esta maldición hizo que el cuervo se tornara negro y desde entonces todos sus descendientes han sido negros y han representado el mal agüero. Apolo se quejó con su hermana Artemisa del insulto y ella lo vengó disparando todas las flechas de su carcaj contra Corónide. El dios al ver el cadáver de ella se arrepintió y en vano trató de devolverle la vida. Su ánima había descendido al tártaro, su cadáver estaba colocado en la pira fúnebre, vertían sobre él los últimos perfumes y ya habían encendido el fuego, antes de que Apolo recobrara el ánimo, cuando lo hizo, dio una señal a Hermes, quien a la luz de las llamas sacó al niño todavía vivo de la matriz de Corónide. Era un varón al que Apolo puso el nombre de Asclepio y lo llevó a la cueva del centauro Quirón, donde aprendió las artes de la medicina y de la caza.

Los Epidaurios dan otra versión, nos dicen que el padre de corónide, Flegias, quién fundó la ciudad del mismo nombre en donde reunió a los mejores guerreros de Grecia, fue a Epidauro para reconocer el territorio y el numero de sus habitantes y que su hija Corónide, quien, sin que lo supiera él, estaba encinta de Apolo, fue también allá.  En el santuario de Apolo, en Epidauro, con la ayuda de Artemisa y de las parcas, dio a luz un niño, al que abandonó en el monte Titión, ahora famoso por sus plantas medicinales. Allí una cabra y un perro, del cabrero Arestanas, amamantaron al niño. Cuando el cabrero estaba a punto de levantar al niño, una luz brillante lo detuvo, dejando a Asclepio bajo la protección de su padre divino.  Asclepio, dicen los Epidaurios, aprendió el arte de la curación tanto de Apolo, como de Quirón. Llegó a ser tan hábil en la cirugía y en el empleo de los medicamentos que se le veneró como el fundador de la medicina.  No sólo curaba a los enfermos, sino que además Atenea le dio dos redomas de sangre de la gorgona Medusa; con la extraída de su lado izquierdo podía resucitar a los muertos y con la extraída de su lado derecho, podía matar instantáneamente. Otros dicen que Atenea y Asclepio se repartieron la sangre: Él se quedó con la del lado izquierdo y la utilizaba para salvar la vida y ella la del lado derecho y la utilizaba para destruir la vida e instigar guerras. La versión de Ovídio es similar en la parte inicial a la de Hesíodo, pero cambia en la muerte de Corónide. Cuando el cuervo albo le cuenta a su señor que ha visto a Corónide acostada con el joven Hermonio (Isquis de la versión griega), le muda el semblante y el color conforme le hervía el corazón de exaltada cólera, toma sus armas y tendiendo el arco en sus extremos atraviesa con certero dardo, aquel pecho que tantas veces había estado unido al suyo. Herida coronis gimió al arrancarse el hierro del cuerpo y salpicó sus blancos miembros de roja sangre y dijo: “hubiera podido, Febo, pagarte mi culpa, pero después de haber dado a luz; ahora morimos dos en una”. Tarde se arrepiente el amante del cruel castigo y maldice al cuervo. Con tardío socorro se esfuerza en vencer a la muerte y pone inútilmente en práctica su saber médico. Al encenderse la pira fúnebre, Febo no soportó que su semilla se disipase confundiéndose en las mismas cenizas y arrebató a su hijo de las llamas y del vientre de su madre, lo llevó a la cueva de Quirón y al cuervo, que esperaba obtener el “premio debido a su lengua verídica”, le privó de su puesto entre las aves blancas. En todas las versiones se asienta que a Asclepio le fue profetizado por la hija de Quirón, que llegaría a ser dios, moriría y resumiría la divinidad renovando así dos veces su destino.  De estas versiones la de Ovídio es la más poética: “He aquí que llega con los hombros cubiertos por sus rojos cabellos la hija del centauro, a quien en otro tiempo dio a luz la ninfa Cariclo junto a las riberas de un río impetuoso, poniéndole por eso el nombre de Ocirroe (la de rápida corriente).  Cuando vio al niño dijo: “Crece niño salvador del mundo entero, muchas veces los cuerpos mortales te deberán sus vidas, tú tendrás el privilegio de poder devolverles las almas que les hayan arrebatado y después de atreverse a ello, una vez causando la indignación de los dioses, la llama de tu abuelo (Zeus) te impedirá que puedas otorgarlo por segunda vez; de dios te convertirás en cuerpo exangüe y en dios después de haber sido cuerpo, renovando así dos veces tu destino”. A Asclepio se le atribuían las resurrecciones de varios personajes, entre ellos: Licurgo, Caponeo, Orión, Tíndaro Glauco, Hipólito, etc. Hades se quejó de que le robaban sus súbditos y no se sabe con certeza después de la resurrección de cual, de los personajes anteriormente mencionados, al parecer fue la de Hipólito, lo único seguro es que Asclepio fue acusado de haber sido sobornado con oro y que él y su paciente fueron muertos por el rayo de Zeus. Sin embargo, Zeus posteriormente le devolvió la vida, poniendo su imagen, sosteniendo una serpiente curativa, entre las estrellas en la constelación Ofjuco o Serpentario, cumpliéndose así la profecía. A Asclepio se le menciona en la Ilíada como el padre de los médicos griegos Macaonte y Podalirio durante el sitio de Troya.  Asclepio tenía una familia numerosa; su mujer Epione, calmaba el dolor; su hija Hygeía era la deidad de la salud y de la prevención de la enfermedad; Panacea, otra de sus hijas, simbolizaba el tratamiento; Telésforo, su hijo, simbolizaba la convalecencia. La tradición griega del culto a Asclepio pasó a Roma, cuando los médicos romanos no pudieron controlar una espantosa epidemia; por consejo de los libros Sibilinos (colección de profecías sibilinas del año 293 a. C.), una delegación romana fue a Epidauro a buscar al dios griego Asclepio. Ovídio nos dice:” Cuando los miembros del sabio senado se enteraron en qué ciudad residía el joven hijo de Febo, enviaron una comisión con el encargo de llegar a las playas de Epidauro; una vez que arribaron ahí, se dirigieron a la asamblea de los padres griegos y les suplicaron que le entregasen al dios, cuya presencia sería capaz de poner fin a la mortalidad de la nación Asonia. Cuando los miembros de la comisión dormían, el dios salvador se apareció en sus sueños con la figura que suele tener en su templo y sosteniendo en la mano izquierda un bastoncillo, con la derecha se mesaba el espeso pelo de su larga barba y con el corazón en calma pronuncia estas palabras: “Abandona el temor. Iré y dejaré mis imágenes. Solamente fíjate en esta serpiente que con sus anillos se enrosca en este bastón, grábala para siempre en tu vista de manera que seas capaz de reconocerla. En ella me voy a transformar y mi apariencia será tan grande como debe ser la que adopten los cuerpos de los celestiales al transformarse”. Al día siguiente apareció el dios mutado en una gran serpiente y subió al navío que lo llevaría a Roma.  Después de haber atravesado el mar y ascendido por el río Tíber, con la sola presencia de la serpiente. Súbitamente, la epidemia se termina”. Todo esto ocurrió un siglo después de la muerte de Hipócrates. La medicina de Asclepio siempre representó la medicina mágica o religiosa y siempre estuvo en contraposición de la medicina racional, aunque la diferencia entre ambas, en esa época, era muy difícil de deslindar.

El nombre Asclepio (griego) = Aesculapio (latín) = Esculapio (español), significa “incesantemente benévolo” y era un título que se daba a los médicos de prestigio.

Es probable que a esto se deba la existencia de múltiples Asclepios humanos. Al año de 1200 a. C., se remonta la época en que se tiene conocimiento del primero, al cual se le atribuían curas milagrosas. Los mesenios afirman que era natural de Trica en mesenia; los acadios que nació en telepusa y los tesalios que su lugar de nacimiento era Trica, en Tesalia, los espartanos lo llaman Agnitas y los habitantes de sición también lo honran como ciudadano suyo. En Sición le representan en la forma de una serpiente montada en un carro de mulas; en Epidauro su imagen es mostrada apoyando la cabeza en una serpiente y en ambos sitios en la mano derecha tiene un cetro. La representación más frecuente y que es la original lo muestra vestido con una toga larga, con el pecho descubierto, con su atributo que es un báculo con una sola serpiente enrollada a éste. Esta representación constituye el único símbolo verdadero de la medicina. El Caduceo simbolizado por un báculo con dos serpientes entrecruzadas, coronadas con dos alas, frecuentemente usado como emblema médico no tiene relación con el símbolo de la medicina, ya que éste representa la vara mágica de Hermes o Mercurio, el mensajero de los dioses y patrono del comercio. El uso del Caduceo como símbolo médico es producto de un error histórico inmemorial y el hecho de que el emblema de Mercurio haya sido adoptado como emblema de los médicos en el ejército norteamericano no legitimiza el error, ni puede cambiar el significado del símbolo. Sobre la simbología de la serpiente que acompaña a Esculapio o lo representa como nos relata Ovídio, sabemos que el mito proviene del culto médico pre-helénico dirigido por las sacerdotisas de la luna en los altares oraculares de héroes locales que eran reencarnados como serpientes, animales, a los que se les atribuían poderes curativos. En el templo de Asclepio en Epidauro, abundaban las serpientes, especialmente la serpiente aesculapian (Elaphe Longissima), plana y de color obscuro, larga, dócil, no venenosa, nativa del Sudeste de Europa y de Asia menor. Se dice que la serpiente representa la prudencia la previsión y la sabiduría, atributos los tres, del buen médico y por ello se arguye que es natural, que la serpiente se convierta en el símbolo de la medicina. Es obvio, por lo anteriormente expuesto, que el emblema de nuestro hospital y de muchos otros hospitales y sociedades médicas numerosas, es un híbrido del báculo de Asclepio y del caduceo de mercurio, ya que representa a una vara con dos serpientes y por lo tanto lleva una serpiente de más, si se tratara del báculo de Asclepio y carece de las alas del caduceo de Mercurio; error que  debe ser corregido, sugerimos, con la mayor brevedad posible por nuestra Asociación Médica, pues nos hace cómplices de una falacia histórica insostenible

 

 

Artículo divulgativo basado en Asclepio y la serpiente de Shein m, Guerrero Coy, Drs. Anales médicos, Asociación médica Hospital ABC, enero-marzo 1992, Pag. # 32/35.

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